Por: Lenin Quevedo Bardález
Siempre sucede. Cuando un gran hombre deja la vida, caen lágrimas del cielo en forma de lluvia y Carlos González se merecía ese póstumo homenaje.
El más importante promotor del turismo de la región San Martín ha dejado la tierra y lo hizo en el lugar que él mismo decía, le hubiese gustado dejar sus huesos, en Lago Lindo.
Este hombre, polémico, querido por muchos y odiado por otro tanto (de esos que hoy le lanzan elogios como si de veneno de serpientes se tratase), llegó a la región San Martín cuando nadie apostaba por ella. Tuvo que enfrentar hasta dos secuestros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (en una ocasión se salvó mintiendo que tenía una mini uzi que supuestamente le había regalado Víctor Polay Campos y en la segunda robando el vehículo de los sediciosos), a las invasiones de sus terrenos (en alguna ocasión en Puerto Pericos, en Yurimaguas le causaron pérdidas por más de 100 mil nuevos soles) y hasta el último día de su vida se enfrentó a los traficantes de tierras y delincuentes que pretendían hacer de las suyas en esta región.
Más allá de eso, Carlos González en lo personal era una enorme persona, un hombre muy carismático que sabía granjearse a punta de sinceridad, la amistad.
Es así que lo conocimos en el diario Voces, a donde habitualmente enviaba sus artículos en donde brillaba siempre el “Niño Tomasito” (Tomás Cotrina), un personaje que recreó a partir de una persona viva y quien es mostrado en cientos de cuadros de diferentes pintores como una deidad.
Y claro, si es que hablamos de artistas plásticos, el cariño que estos le tienen es enorme. Hace apenas dos semanas viajé junto a Yolanda Razzeto a Lago Lindo y allí, el autoproclamado “Cacique de Kanchiskucha”, se gastaba bromas sin fin con ella, mientras, como siempre, se recreaban momentos infinitos.
Hizo mucho por la región, nos dio la calidad de destino turístico, le dio a Tarapoto un nombre en todo el país: Puerto Palmeras, el paraíso existe, Tarapoto resort.
En su último post en el facebook, fiel a su estilo, dejó un mensaje sobre el amor que le tenía a esta tierra:
¡Al Dian! Manecí en Venecia, almorcé en Madrid, cené en Lima y nochesí en Tarapoto.
¡ISH! Purito aeropuerto y aviones. Más prefiero manecer en Lago Lindo con mi cajue rupa rupa, almorzar mi fane en Tarapoto, vuelta tomar mi cajuecito onde la Mily en en Pongo y nochecer en el Fundo San Carlos en Yurimaguas a orillas del Paranapura mirando la mama Luna rodeada de estrellas reflejadas en el río.
Carlos González, por siempre vivirás en nuestro recuerdo.