25.8 C
Tarapoto
sábado, abril 19, 2025
spot_img

Carta abierta a César Villanueva Arévalo

Estimado César: A través de este diario, y desde hace tiempo, me encuentro presentando propuestas para las acciones del buen gobierno y se alcance la plena gobernabilidad en los tres niveles de gobierno. Algunas de ellas pueden parecer estrambóticas, quiméricas y poco realizables. Pero no es que lo sean, sino que la verdadera traba reside en los esquemas mentales, en los prejuicios y en tenerle miedo al cambio: como dije en el artículo anterior. Es que hemos creado una cultura del miedo y hacer lo menos posible porque si no se cumplen con las directivas al pie de la letra siempre caerá por ahí cualquier Hinostroza o fiscal que salga con sus acusaciones tremendistas. En este segundo caso, adapto una frase del escritor Eduardo Galeano, qué tú bien conoces.

Vivimos un proceso –realmente mediatizado— de la modernización de la gestión pública del Estado. Se han expedido tantas normas y tantos procedimientos que tenemos un cúmulo de mamotretos que llenan los estantes de las entidades públicas (si es que a la burocracia le haya interesado conocerla, como la “Ley del procedimiento administrativo general” que casi ninguna entidad lo tiene impreso y menos lo conoce). Porque, si a la presidencia del Consejo de Ministros se le ocurriera hacer una visita inopinada a cualquier dependencia pública, simplemente se va encontrar con horrores porque en este aspecto nada está organizado.

La revolución de la administración de justicia es una de las claves de la que los políticos nos hablan ahora. La verdadera revolución judicial, señor Premier, es que menos se recurra a la justicia, entendida esta como una superestructura del Estado, pues hacerlo, como se pretendería hacer, de acuerdo a lo que leemos en los medios, es solo darle forma y no hemos ido a los aspectos de fondo. Dejar de tenerle pavor (el miedo y el terror en su expresión superlativa) al hecho de tener que ver con la justicia, porque, como ya escribí, a muchos se les viene la diarrea encima cuando entran en este circuito tenebroso. En la sociedad ¿cuántos condenados y sentenciados lo están injustamente porque no han tenido un abogado que los defienda o no se evalúan los contextos de las actuaciones?

Lamentablemente, señor Premier, este espacio es corto para desarrollar un argumento que abone coherentemente mi tesis. La verdadera aplicación de la justicia se logrará cuando todos asuman su responsabilidad: los que denuncian, los justiciables, los que acogen las demandas, quienes sentencian. Y dentro de la propuesta que he hecho está lo de despenalizar las prisiones, estableciendo un nuevo marco conceptual de lo que es el crimen porque no es igual el delito de un psicópata y asesino (a muchos los liberan por no haberles juzgado con el ´debido´ proceso) mientras otros van veinte años a la cárcel. Este es otro aspecto que debe tratarse y arreglarse,

Un aspecto de la revolución judicial, señor Premier, debe partir de un real proceso de descentralización en donde cada región tenga sus propias leyes particulares: en el tema de los crímenes, de la corrupción, de la deshonestidad, castigar a los farsantes y difamadores, a los plagiarios (que copian proyectos agrícolas y los presentan como propios, y siendo hojalateros terminan de expertos agrarios). Recibirá usted otra carta, señor Premier.

Artículos relacionados

Mantente conectado

34,612FansMe gusta
435SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

ÚLTIMOS ARTÍCULOS