Fernando “Pino” Rubio del Valle. (Asoc. MONTUBIA)
Recientemente mataron un ejemplar de capibara o ronsoco, abandonando su cadáver y entrando en descomposición. La PNP, la Fiscalía, la ARA y MONTUBIA ya están tras sus pasos. En otro operativo, dos moradores de Sauce han sido detenidos en flagrancia y gracias a su colaboración ya se tiene el nombre de varios sospechosos de estar cometiendo en la zona estos actos tipificados como delito ambiental. Los hechos se han dado dentro de la Concesión para Conservación Cordillera de Vaquero (CCCV), que forma parte de la Zona de Amortiguamiento del Parque Nacional Cordillera Azul (PNCAZ), y de la Zona de influencia del Área de Conservación Regional Cordillera Escalera (ACR-CE).
El incremento de cacería furtiva en el sector de Canoayacu, ubicado en la margen derecha del río Huallaga, un poco antes del conocido malpaso y lugar de pesca tradicional de Chumía, provincia de San Martín, ha despertado la preocupación de la Asociación MONTUBIA, titular de la referida Concesión para Conservación. Este paraje natural, caracterizado por su belleza paisajística y su biodiversidad, donde destaca el Cañón de Vaquero, está en el corazón de la CCCV, un espacio protegido que, junto que otras dos concesiones para conservación: Yaku Kawsanapa y Sacha Runa, se ubican en una zona estratégica debido a que conforman un corredor de conservación que conecta a las dos importantes áreas naturales protegidas mencionadas líneas arriba. Sin embargo, a pesar de su importancia ecológica y también económica porque en su ámbito se encuentra el corredor turístico de Chazuta y la Laguna de Sauce (o Laguna Azul), el área sigue siendo objeto de actividades ilegales de caza, como lo demuestra los hechos que aquí se narran.
En efecto, la caza furtiva no es un fenómeno nuevo en la zona, al que MONTUBIA ha respondido realizando diferentes operativos y denuncias, algunas de ellas sindicando a los sospechosos, pero a pesar de ello los casos fueron archivados, supuestamente por “falta de pruebas”. Ahora bien, no obstante esa trayectoria distante de ser la óptima por parte de ciertas instancias competentes en el tratamiento de la problemática, los incidentes recientes de cacería furtiva en la CCCV sí han tenido mayor apoyo por parte de las autoridades competentes, como puede comprobarse en el desarrollo de la presente nota.
Últimamente MONTUBIA ha recibido por parte de los vecinos y otros aliados estratégicos. varias alertas sobre disparos de escopetas y/o trampera en los sectores de Canoayacu y Pumarinri, lo que ha generado que los esfuerzos de vigilancia se intensifiquen. A pesar de que por Ley la cacería con fines de subsistencia sólo está permitida para habitantes de comunidades nativas y campesinas, algunos individuos que residen en ciudades y poblados grandes, continúan llevando a cabo estas actividades ilícitas dentro de la CCCV, sin considerar las consecuencias legales, ambientales, ecológicas y ciertamente económicas.
El caso más indignante de caza furtiva dentro de la concesión, ocurrió hace poco más de un mes, y fue conocido durante un patrullaje conjunto entre la Asociación MONTUBIA y la Policía Nacional del Perú (PNP) de Shapaja, acción en la que se descubrió el cadáver de un capibara o ronsoco en estado de descomposición. El animal había recibido días atrás dos impactos de bala en sus extremidades, que seguramente no lo mataron en el acto sino posteriormente, de una manera sufrida y por cierto en vano. Este grave incidente hizo que se emitieran informes a la Autoridad Regional Ambiental de San Martín (ARA-SM) para que se iniciaran los trámites de investigación a cargo del Ministerio Público, que esperemos tengan resultados útiles para dar con los responsables.
Asimismo, hace menos de una semana MONTUBIA recibió información por parte de aliados de las comunidades ubicadas en la parte alta de la CCCV, dando cuenta del ingreso de un grupo de tres cazadores ilegales, liderados por una persona que vive por la zona y que es conocida por realizar ese tipo de actos ilícitos dentro de la concesión. Inmediatamente se coordinó con el Comisario de la PNP de Shapaja y esa misma tarde, con la valiosa participación de él mismo y de directivos de MONTUBIA, se llevó a cabo un operativo conjunto que terminó con la detención de dos cazadores furtivos en las inmediaciones de la quebrada Canoayacu. Los detenidos, padre e hijo plenamente identificados, residen en el distrito de Sauce, y fueron encontrados con armas de fuego y municiones sin ningún tipo de licencia. Al momento de su captura, estaban construyendo una «shapana», que es una estructura de palos utilizada para cazar desde lo alto de los árboles. Aunque estos individuos no resultaron ser aquellos que refería la información alcanzada por los aliados locales, su captura es un avance significativo en la lucha contra la caza furtiva en la CCCV. Ambos fueron llevados a la comisaría de Shapaja, donde se les interrogó y se les mantuvo detenidos por tenencia ilegal de armas y presunto delito contra la seguridad pública, y pasados luego a la DIVINCRI en Tarapoto.
Esta detención podría ser solo el comienzo de una investigación más amplia, que por cierto deba recaer dentro del ámbito de los delitos ambientales y la competencia de la Fiscalía Especializada en dicha materia (FEMA), ya que se sospecha que existe una red de cazadores furtivos en la zona que operan de manera coordinada, y que estarían vendiendo la carne de monte ilícitamente obtenida, en restaurantes turísticos de la Laguna Azul y de Shapaja. Los esfuerzos de la PNP y las autoridades regionales, en colaboración con las organizaciones de conservación como MONTUBIA, buscan desmantelar estas redes y asegurar que se respete la legislación que protege la fauna y flora silvestre en estas áreas.
En este contexto, las municipalidades, la sociedad civil organizada y los ciudadanos de los distritos de Sauce, Shapaja y Chazuta, deben adoptar una postura firme contra la caza furtiva pues la conservación de estos espacios no solo depende de la vigilancia y la intervención a través de operativos, sino también de un cambio en la mentalidad de la población local, orientado hacia el cuestionamiento y censura frente a dichos actos, que finalmente atentan contra el desarrollo sostenible de los pueblos. La naturaleza ya no debe ser vista como una despensa de recursos inagotables, sino como un patrimonio que requiere ser protegido y manejado de manera sostenible. El ecoturismo, la educación ambiental y la investigación son actividades que a mediano plazo pueden generar ingresos económicos sin destruir los recursos naturales que hacen de esta zona un lugar tan especial.