La precariedad por delante
El auge de los centros comerciales en el Perú ha traído consigo un crecimiento económico y nuevas oportunidades de negocio. Sin embargo, también ha evidenciado graves fallas en la fiscalización y seguridad de estas edificaciones.
A lo largo de las últimas dos décadas, tragedias y accidentes han demostrado que las regulaciones no se cumplen de manera efectiva, dejando a la ciudadanía expuesta a riesgos fatales.
Retraso en la inversión, pero sin mejoras estructurales. Según el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), seis proyectos de centros comerciales, valuados en 540 millones de dólares, han sido postergados hasta 2026 debido a la recesión económica y la caída del consumo privado. A pesar de este freno en la expansión, la tendencia se ha centrado en remodelaciones y ampliaciones, sin que esto garantice mejores condiciones de seguridad para los usuarios.
Tragedias sin justicia: la impunidad en accidentes. Los incidentes en centros comerciales y lugares de entretenimiento han sido recurrentes. Desde la tragedia en la discoteca Utopía en 2002 hasta el incendio en Mesa Redonda y la muerte de jóvenes en una discoteca en Los Olivos, la falta de responsables sancionados es una constante. Los mecanismos de fiscalización parecen ineficientes, sin garantizar que estos espacios cumplan con los estándares mínimos de seguridad.
Un caso reciente en Trujillo pone en evidencia el poder de los intereses económicos por encima de la seguridad ciudadana. La clausura de un centro comercial por parte del alcalde de la ciudad terminó en su vacancia, dejando entrever la presión de grandes inversionistas sobre las decisiones municipales.
Construcciones precarias y sin supervisión. El peligro no solo está en los malls. En diversas regiones del país, los mercados públicos presentan instalaciones antiguas y riesgosas.
En Tarapoto, un incendio en el Mercado N° 2 fue provocado por un corto circuito, y el mercado del Huayco sigue siendo noticia solo cuando las calaminas vuelan con el viento.
En Arequipa, el Real Plaza, inaugurado en 2011, sufrió el desprendimiento de bloques del techo a solo seis meses de su apertura. Recientemente, el mismo establecimiento registró una inundación con riesgo eléctrico para sus visitantes. A pesar de estos antecedentes, no se han implemetado medidas correctivas contundentes para evitar futuras tragedias.
Responsabilidad empresarial y regulación efectiva. Es urgente que las autoridades, como las municipalidades y Defensa Civil, ejerzan una fiscalización real y efectiva. La libertad de empresa no debe estar reñida con la responsabilidad social y el cumplimiento de normativas de seguridad. Sin sanción a los responsables y sin mejoras en la supervisión, los centros comerciales y otros espacios seguirán representando un riesgo latente para la población peruana.