En Lamas
La conservación y restauración de barrancos y bosques urbanos son pilares esenciales para proteger la biodiversidad, mejorar la calidad de vida en las ciudades y enfrentar los efectos del cambio climático. Sin embargo, en Lamas, estos valiosos ecosistemas han sido desatendidos, utilizados como botaderos de basura y espacios invadidos, en lugar de aprovechar su potencial ecológico y social.
Los barrancos son formaciones geográficas cruciales para los ecosistemas locales. Su preservación permite conservar especies de flora y fauna, estabilizar el suelo para prevenir la erosión y el colapso de laderas, regular el microclima local a través de sombra y humedad, y actuar como sistemas naturales de drenaje, canalizando agua de lluvia hacia ríos y lagos, reduciendo el riesgo de inundaciones. Además, contribuyen significativamente a la adaptación y mitigación del cambio climático.
Un potencial no aprovechado más allá de su función ambiental, los barrancos pueden transformarse en espacios para el turismo responsable, generando ingresos para las comunidades locales a través de actividades recreativas como senderismo y observación de aves. Además, estos lugares pueden ser áreas de encuentro y convivencia, ideales para promover el disfrute de la biodiversidad. Con una adecuada planificación, incluso podrían albergar actividades culturales, como eventos artísticos y festivales. Por ejemplo, la creación de una iniciativa como «La Semana de los Barrancos» podría ser un paso clave para generar conciencia sobre su importancia.
Educación y participación comunitaria Garantizar la sostenibilidad de los barrancos requiere acción colectiva. La creación de promotores ambientales es fundamental para liderar actividades educativas y fomentar la participación activa de la comunidad. Talleres sobre biodiversidad, reciclaje y cuidado del agua pueden equipar a estos promotores con el conocimiento necesario.
Actividades prácticas, como juegos educativos para niños y jóvenes sobre separación de residuos o simulaciones de ecosistemas, son una forma atractiva de inculcar valores de conservación desde temprana edad. Además, las excursiones guiadas a barrancos permiten observar directamente la flora y fauna, promoviendo un mayor entendimiento de los desafíos que enfrentan estos ecosistemas.
La restauración de áreas degradadas, mediante proyectos que involucren a la comunidad, también es esencial para fomentar un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia el medio ambiente. Finalmente, incorporar temas relacionados con los barrancos en el currículo escolar es clave para formar una generación consciente y comprometida con su cuidado.
Un ejemplo inspirador: Moyobamba Un modelo a seguir es la ciudad de Moyobamba, que ha declarado sus barrancos como Áreas de Conservación Ambiental (ACA). Estos ecosistemas abarcan más de 15 hectáreas distribuidas en 16 barrancos claves, albergando una biodiversidad excepcional. Especies emblemáticas como el mono tocón y aves como el suisui y los tucanes coexisten con una flora nativa rica en árboles como el ojé, renaco y sangre de grado.
Estas acciones no solo protegen funciones ecológicas vitales, como la regulación climática y la conexión de corredores biológicos, sino que también refuerzan el compromiso de las autoridades y la sociedad civil frente al cambio climático. Moyobamba es un ejemplo inspirador para Lamas y otras ciudades que buscan un futuro sostenible.
Compromiso y visión Los barrancos no solo son pulmones verdes que conectan barrios y enriquecen la biodiversidad; también son un reflejo de la relación de una ciudad con su entorno natural. Transformar estos espacios en áreas de conservación, educación y desarrollo sostenible depende de nuestra capacidad para valorarlos y protegerlos.
TOMÁS COTRINA TRIGOZO
Docente universitario, gestor cultural y miembro activo de diversas asociaciones comprometidas con el medio ambiente y el desarrollo sostenible.