En los últimos años, con la cumbia como nuevo género tendencioso en territorio tanto de la world music como de los sonidos electrónicos o de rehabilitación folclórica, Los Mirlos están viviendo un nueva (y enésima juventud). De ahí que hace unas semanas hayamos podido verlos en el Festival Guacamayo. Tras una larga gira por Europa, la orquesta peruana cerrará su tour europeo con un directo en la Sala Caracol de Madrid este martes 11 de julio, junto a Nelda Piña y Dub de Gaita, para el que aún quedan algunas entradas. Te introducimos en el universo mirlo para que no dejes pasar uno de los acontecimientos musicales del verano.
LA VIEJA PSICODELIA ES LA NUEVA PSICODELIA
Todo el mundo flipando por un lado con Tame Impala, TOY, Temples o Unknown Mortal Orchestra, y por otro con Nicola Cruz, Ondatrópica, Dengue Dengue Dengue o Frikstailers… cuando si te pones el debut de Los Mirlos te da la lección de humildad de tu vida.
Quizá muchos creáis que es gracias a estos nuevos nombres que un señor como Rodríguez Grández pueda, a sus sesenta y largos años, permitirse hacer una maratoniana gira mundial, encabezando festivales donde se agolpa la juventud a bailar ritmos tropicales y psicodélicos; pero quizá es mejor que lo veamos a la inversa.
El sonido de Los Mirlos no solo se adhiere al paladar de todos los amantes de esa simbiosis entre lo tropical y lo contemporáneo (sobre todo, a las derivas que la música psicodélica ha tenido estos últimos años), sino que ha conseguido trascender las barreras del género de baile.
Es normal encontrar ecos del sonido de la banda peruana no solo en los proyectos antes mentados, sino en auténticos popes de la forja del sonido de la cumbia villera argentina que se popularizó a principios de siglo (Damas Gratis, Flor de Piedra, Yerba Brava o Pibes Chorros, entre otros) y hasta en bandas de garage-rock moderno (como Los Peyotes, Devendra Banhart, Mac DeMarco, Rolando Bruno y su Orquesta MIDI o Novedades Carminha).
Y es que en ese grano tan vintage como amazónico y selvático se cuela una mezcla de estilos tan cerca del surf-rock como del garage-punk, chicha, reggae-roots, cumbia tradicional, música psicodélica del ácido de los ’60 y ’70 o, por qué no o la canción pop latinoamericana de las décadas siguientes.
CÓMO POPULARIZAR LOS RITMOS UNDERGROUND
¿Puede tener hits una banda que practica una colisión de cumbia del Amazonas y de proto-psicodelia al estilo latino? Los Mirlos, a diferencia de otras bandas de su generación como Juaneco y su combo, John Benny y los ribereños, Los Destellos, Los Diablos Rojos, Los Wawancó, El Cuarteto Imperial o Lucho Neves y su orquesta, entre otros, sí que han conseguido tener un buen puñado de hits con los que erigirse como auténticos e incotestables “reyes de la cumbia amazónica”.
Y es que ese es el sobrenombre y leitmotiv de una banda que, lejos de ser unos one hit wonders (como igual sí que pasa con Los hijos del sol, cuyo Cariñito es su canción planetaria por antonomasia), ha conseguido dejar varias canciones para la posteridad, versionadas no solo por bandas de cumbia argentina y colombiana, sobre todo, sino apegadas a la cultura popular iberoamericana.
Canciones como Pídeme la luna encontraron incluso versión futbolera en los campos argentinos para vitorear a su equipo (y deleznar al oponente); La danza de los mirlos encontró un nuevo pico de popularidad en la versión de Damas Gratis (posiblemente la banda más popular de cumbia argentina de la historia) aun siendo un corte instrumental y de corte monótono, girando en torno a un riff casi circular; y canciones como Eres mentirosa, Muchachita del Oriente, Lamento en la Selva, El milagro verde o Eres coqueta son canciones habituales en cualquier discoteca latina o pinchada neo-cumbiera que se precie.
Posiblemente el caso de Los Mirlos sea el de la última gran orquesta-fusión mutante que queda viva y encontrando razones para seguir mirando al frente, sabiéndose reyes de un género que ha ido encontrando ya no en sus hijos, sino en sus nietos y bisnietos musicales, nuevos avales para seguir sacando lustre a una identidad sonora inapelable, indiscutible y que posee algunas de las marcas de agua más identificables y ponderables de la cultura popular andina, amazónica, peruana y latinoamericana.