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jueves, mayo 15, 2025
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El Perú como tragedia

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“¿ …y en qué momento se jodió el Perú?, pregunta el personaje de Vargas Llosa en su obra “Conversación en la Catedral”, uno de los referentes literarios más elocuentes de la tragedia de nuestra historia, plagada de traiciones y ambiciones…mucho antes incluso de la llegada de los españoles.

El Perú comenzó a joderse cuando lo que en un principio era una organización más o menos cohesionada entre los Hanan y los Hurin, dos vertientes de la nobleza incaica, comenzaron una serie de luchas por el predominio, rompiendo con la sabiduría ancestral que determinaba el respeto a las reglas de la sucesión…en realidad, fue la ambición de Atahuallpa la que jodió al Perú. Un país escindido –como lo sigue siendo- difícilmente puede encontrar vías de solución cuando la división lo acosa y lo vuelve presa fácil de extraños –o propios- sin escrúpulos, cuyos objetivos se reducen a satisfacer sus ambiciones inmediatas sin tener en cuenta para nada la población en la que se encuentra el territorio objeto de sus apetitos, aún más si esta población puede ser esclavizada (“evangelizada”, decía Ginés de Sepúlveda, que planteaba que los indígenas no llegaban a ser seres humanos, lo que, como se sabe, fue rebatido por Bartolomé de las Casas).

Lo que viene es historia conocida…las encomiendas y corregimientos..la desestructuración de la cultura incaica y su reducción a un amorfo conglomerado de millones de seres humanos que en menos de un siglo fueron genocidados en las minas de oro y plata y disminuidos de 10 millones a 1 millón que quedó, pues si los amos se quedaban sin esa mano de obra esclava tendrían que importar esclavos negros del África, como efectivamente tuvieron que hacerlo… …y esta no sólo es la historia de la colonia…ya bien entrado el siglo XX, el riojano Julio César Arana, como señala Lenin Quevedo Bardales, mantenía una situación de esclavitud en sus inmensos territorios de explotación del caucho en la frontera con Colombia, explotación que causó la muerte de más de 100,000 nativos, hombres, mujeres y niños, torturados, saqueados y violados por los peones de Arana, lo que luego fue conocido como “Los crímenes del Putumayo”. Sin embargo, Arana llegó a ser Senador por Loreto con el sólo propósito de defender sus intereses cuando estos territorios de muerte y explotación fueron cedidos a Colombia por el gobierno de Leguía. Es así que vemos que en la entraña misma del Perú como nación escindida, germen de odios y resentimientos, hemos llegado al siglo XXI y muy poco parece haber cambiado en ciertos grupos o personas que no ven más allá de su visión cuadriculada.

Este es un fenómeno que se advierte, por ejemplo, en la proliferación cancerígena de más de 20 candidaturas presidenciales que acarrean cada una 130 candidaturas congresales; es el sueño de los mediocres. En los últimos días, por ejemplo, hemos visto que algunos escribidores han criticado al ex Gerente de Desarrollo Económico del Gobierno Regional, Ing. Fernando Grández Veintemilla, pontificando que su salida de la gerencia y su incorporación al equipo de asesores fue “con más pena que gloria”. Nada más falso…lo que pasa es que algunas mentes de estrecho pensamiento no han llegado a asimilar que el Presidente Regional Víctor Noriega no haya respondido a las expectativas sectarias del grupo por el que fue postulado y haya actuado con responsabilidad poniendo en los cargos principales a aquellos que saben mejor que otros cómo continuar con una gestión exitosa, como es el “modelo San MartÍn”. Y no se menciona que durante el año al frente de esa gerencia, Grández Veintemilla dejó huella, como cuando fue alcalde de Saposoa…le duela a quien le duela como una piedra en el zapato….dejando –entre otras cosas- los lineamientos de un plan de desarrollo económico regional hasta el 2021, que si el Goresam lo coordina adecuadamente con César Villanueva en el Congreso, será de gran beneficio para San Martín en lo que se refiere a repotenciar el cooperativismo y la actividad agropecuaria….así como revalorar el pasado ancestral de San Martín en el Gran Pajatén.

Pero esto no es nada para algunos que creen que hacer análisis periodístico es sólo señalar fallas y errores, lo cual, en términos psicológicos, no es más que la proyección de su propia frustración e incapacidad.

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