Dirigentes del Frecides y familiares del líder indígena mostraron su malestar por la ausencia de las autoridades y piden que se le declare héroe de los defensores ambientales.
En un ambiente de pesar y malestar, el sábado por la mañana se llevó a cabo el sepelio de Quinto Inuma Alvarado, apu de Santa Rosillo de Yanayacu, quien fue brutalmente asesinado la tarde del miércoles 29 de noviembre en el distrito de Huimbayoc, provincia de San Martín. El líder indígena, reconocido por su dedicación a la defensa del medio ambiente, fue sepultado en un cementerio privado del distrito de La Banda de Shilcayo.
El cortejo fúnebre partió a las 10 de la mañana desde la cuadra seis del jirón Progreso de la urbanización 9 de Abril de Tarapoto, congregando a familiares directos, amigos y representantes de diversas organizaciones, entre ellas el Frente Cívico de Defensa de San Martín. La ausencia notable fue por parte de las autoridades locales y regionales, lo que generó descontento entre los presentes.
Amigos cercanos y ambientalistas expresaron su malestar ante la indiferencia de las autoridades durante el proceso funebre de alguien que consideran un héroe ambiental. La falta de apoyo y reconocimiento a la labor de Quinto Inuma Alvarado, quien luchó incansablemente por la preservación del entorno natural, dejó entrever la ausencia de respaldo institucional para aquellos que defienden el medio ambiente en la región.
Manuel Alvarado Inuma, hermano de la víctima, asistió al sepelio con una prenda en la cabeza, simbolizando su próximo rol como el nuevo apu de la comunidad indígena. Los presentes solicitaron a las autoridades que se reconozca a Quinto Inuma como un héroe de los defensores ambientales, instando a garantizar la seguridad necesaria para aquellos que continúan protegiendo el medio ambiente y llevando adelante el legado del apu asesinado. El reemplazo en el cargo de apu recae ahora en Manuel Inuma Alvarado, quien asume
el compromiso de seguir la lucha por la preservación ambiental en la región, tal como ya lo hizo hace algunos años. (Hugo Anteparra)