Cuando una autoridad es elegida por el pueblo, en el caso específico cuando un alcalde recibe el voto popular, no es para que ejecute obras de ensayo o tampoco es para que se dé la auto potestad para que emprenda proyectos que no sintonizan con la mayoría de una comunidad.
A una sociedad lo que le falta es precisamente esto: visualización y ejecución de proyectos, pero proyectos que le den un panorama urbanístico, estético y agradable a los vecinos y visitantes de un pueblo o ciudad, cuando se trata de ornamentar una localidad.
Casi todos los pueblos se enfocan en estos proyectos, que queda solo en intentos en algunos, y no hablemos de otros proyectos sociales y culturales, para que el ciudadano se sienta con mayor nivel de formación e identificación cultural con lo nuestro, que no es esto, la temática del presente artículo.
Por ejemplo, en el caso de Lamas, meses y meses el pueblo estaba (lo sigue siendo), en vilo de espera y desesperación cuando no veía el final de un proyecto de arreglo de calles. Se supone que el dinero y la empresa ejecutora empezaban hacer su trabajo y que todo proyecto tiene su inicio, monto y fecha de finalización del mismo.
El porqué de la paralización del proyecto y hacerle vivir al pueblo en permanente zozobra de descontento, se presta a mucha especulación que el pueblo común y corriente y en cualquier parte del Perú, cuando no ve proyectos que se hacen realidad en el tiempo prudencial ofrecido, si esto no se cumple, lógicamente ese pueblo tiene todo el derecho de sacar sus propias conjeturas negativas.
PROYECTO DEBE HABER SIDO PUESTO A CONSULTA POPULAR
En el caso de Tarapoto, un alcalde, abandona su ciudad en plan de viaje, sin importarle poco o nada la protesta y desazón de un proyecto nacido en el Ministerio de Transportes y comunicaciones y en un contexto cuando la pandemia estaba en su máxima dimensión como una forma de mellar la aglomeración sale el “brillante” proyecto para la ejecución a través de los municipios.
El proyecto es ideal para ser aplicado en lugares de la costa donde hay la aglomeración de pasajeros que viajan en combis y sobre todo cuando las calles son anchas.
Pero ejecutar este proyecto en la ciudad de Tarapoto, a parte de lo ya saturado de vehículos motorizados que estaban las calles de la ciudad, con la implantación de este mal proyecto de ciclovía, se redujeron las calles de una manera temeraria, sumado a esto el caos de lo que ya existía.
Ahora, a ningún vehículo le puedes adelantar (salvo que invadas lo señalado del espacio, que es una infracción lógicamente); habrá ahora una procesión de vehículos por las calles de la ciudad, siguiendo el ritmo de velocidad bastante lento de algunos vehículos, sobre todo de carga pesada.
Nuestras autoridades del medio, incluyendo el Frente de defensa, ya se pronunciaron sobre este proyecto de ciclovía que se viene imponiendo en la ciudad, y que es solamente en calidad de prueba, y que debe entregarse como vía oficial de circulación para los ciclistas en el mes de octubre, y según cómo funciona quedará -dice, de una manera permanente en la ciudad.
Más de un millón de soles gastado en este proyecto impuesto, que tiene mucho de razón su ejecución en lugares como de la costa, como lo viene haciendo el alcalde Muñoz en la ciudad de Lima, no crea situaciones de malestar como viene creándose en la ciudad de Tarapoto, mucho más aún cuando se dice que está sujeto a temporalidad, cuando lo ideal es apostar por proyectos de beneficio social permanentes y de utilidad colectiva en su integridad.
Lo gastado, gastado está. ¿Cómo lo recuperas? Ya no hay manera, aun cuando la obra se paralice por la presión de las autoridades, no podemos hablar de una inversión hecha, ya el dinero se despilfarró.
Aunque aquí el sistema nuestro del país, peca de autoritarismo y que no demuestra ninguna flexibilidad para que ese dinero destinado para un determinado proyecto cuando no es aceptado por la mayoría de la sociedad, podría ser revertido para fines prioritarios mucho más álgidos que los pueblos están que esperan desesperados la ejecución de proyectos de desarrollo en sus comunidades.
Pero, ¿cómo saber que este proyecto de ciclovía podría haber tenido aceptación de la sociedad, si no se le convocó para su veredicto de calificación positiva o negativa por parte del pueblo? No convocó el alcalde tarapotino, porque sabía seguramente que el pueblo lo iba a rechazar, y ese dinero de más de un millón de soles podría haber retornado a la caja fiscal.
Y como todo proyecto cuando es ejecutado deja huellas de beneficio económico a los ejecutores del mismo.
Ya percibimos que, en casos de proyectos, cualquier autoridad jamás va a permitir que ese dinero retorne, salvo cuando se trataba de la deuda social a los maestros, que algunas malas gestiones regionales del pasado permitieron indignamente el retorno a la caja fiscal.