“Los gobiernos regionales no destinan ni el 0.1% de su presupuesto al turismo. Entonces, ¿cómo queremos hablar de turismo sostenible si no se invierte?”
En diálogo con VOCES, el presidente de la asociación Montuvia, Jorge Valdéz, advierte que mientras se habla de conservación y turismo sostenible, el espejo de agua de Sauce sigue sedimentándose y las acciones concretas aún no llegan.
En medio del verdor del distrito de Shapaja, la voz de Jorge Valdéz, presidente de la Asociación Montuvia, resuena con firmeza. Desde la Concesión para Conservación Cordillera de Vaquero, este líder local habla con claridad: “La conservación no puede quedarse solo en el discurso”. Para él, las palabras sobran si no se traducen en acciones visibles, desde algo tan simple como no arrojar basura, hasta el compromiso de proteger los bosques que sostienen la vida y el turismo de la región.
“Mira Sauce, uno de los íconos turísticos de San Martín, todos los empresarios viven de la laguna, pero nadie se preocupa de dónde viene el agua ni cómo asegurar que sea sostenible en el tiempo”, advierte Valdés. El espejo de agua – hoy cada vez más sedimentado y con menos afluentes – sufre el impacto de la indiferencia – “Hay muchas actividades dentro de la laguna, algunas contraproducentes. Necesitamos ordenar el espejo de agua, hacer una zonificación y definir qué se puede y qué no se puede hacer”, enfatiza.
Valdés señala que las autoridades, en todos los niveles, “o desconocen, o se hacen de la vista gorda”, priorizando el ingreso de turistas antes que la sostenibilidad. “Sauce tiene una calle bonita en la plaza, pero el resto está abandonado. Del espejo de agua hacia un lado es una cosa, y hacia la ciudad es otra realidad. No hay relación entre turismo y población local”, lamenta.
Desde hace tiempo, una mesa técnica aborda los múltiples problemas de Sauce, pero para el presidente de Montuvia, las soluciones no avanzan al ritmo que la naturaleza exige. “Antes que hablar de carreteras o puentes, deberíamos hablar de la laguna, sus afluentes y el ordenamiento del distrito”, sostiene.

El dirigente también cuestiona la falta de compromiso presupuestal. “Cuando trabajé en consultorías para el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), vimos que los gobiernos regionales no destinan ni el 0.1% de su presupuesto al turismo. Entonces, ¿cómo queremos hablar de turismo sostenible si no se invierte?”, reflexiona.
La Asociación Montuvia es una organización civil sin fines de lucro integrada por técnicos, profesionales y campesinos comprometidos con la protección del bosque. “Somos más de 54 iniciativas de conservación voluntaria en San Martín, muchas impulsadas por gente de campo. No nacimos con fondos, muchas veces tenemos que meternos la mano al bolsillo para hacer control y vigilancia”, cuenta Valdés.
A pesar de las dificultades, Montuvia ha comenzado a formar brigadas de monitoreo voluntarias y busca integrar a estudiantes universitarios de toda la región —de Tarapoto, Moyobamba y Juanjuí— para que realicen sus tesis y prácticas en la concesión. “Queremos que los jóvenes midan el impacto de largo plazo, que formen sus propios grupos de investigación. Si logramos despertarles ese interés, podremos tener una nueva generación de defensores del bosque”, subraya.
Con convicción, Jorge Valdéz deja un mensaje directo: “Conservar no es un lujo, es una responsabilidad compartida. No esperemos que otros lo hagan. Si cada uno aporta, aunque sea con pequeñas acciones, podemos generar un cambio real”.
 
								 
				 
															



