Escuché la entrevista que le hicieron en el programa Sin Medias Tintas de Frecuencia Latina a Julio Guzmán y todas mis sospechas se confirmaron. No está preparado. Cuando hizo el simil de las gaseosas por ejemplo. Dijo que PPK era la Coca cola, pero que él era la Inka cola.
Lo que no advirtió este personaje es que hace tiempos que la Inka cola dejó de ser del sabor nacional para ser comprada por la Coca cola, es decir estaba admitiendo que le pertenecía a PPK.
Cuando no supo defenderlos puntos que estaban en su plan de gobierno, pues no lo conocía, me recordó tanto a algunos que aspiran a gobernadores regionales que me hizo pensar que aún está para segunda división.
Cuando no supo defender suposición al decirle a un conductor israelí de televisión que él iba a amarrar la boca de nuestro país y de todo Latinoamérica si es que llegaba a ser presidente, para que nadie critique la política militarista y brutal de Israel en Medio Oriente.
Pero la cereza del pastel es que en dos ocasiones Julio Guzmán dijo que no iba más con él en el Gobierno la consulta previa, un mecanismo refrendado por tratados internacionales y que ha servido para solucionar conflictos con empresas de mucho capital que pretenden arrasar con los más humildes. A eso le dijo no Julio Guzmán. Pero lo peor fue que al día siguiente dijo que se equivocó y que ahora pensaba que sí.
Esas vacilaciones lo ponen al nivel de Acuña. Esa idea que todo en nuestro país se va a solucionar con las recetas delas multinacionales (también lo dijo), que le crea su abuela. Lo cierto es que ya en estos políticos no hay chanza.