¿Los vicios de siempre?
Al parecer existe en el interno un modus operandi con raíces profundas, ojalá sea la nueva administración despeje estas actitudes poco transparentes en la casa de estudios, en el último proceso electoral alguien dijo por ahí “las mismas caras, los mismos vicios”
En los despachos administrativos de la Universidad Nacional de San Martín (UNSM), el eco de las transacciones públicas resuena con un trasfondo inquietante. Bajo la fachada de procesos aparentemente legales, se teje una red de conexiones familiares y amicales que benefician a un grupo reducido, mientras las preguntas sobre transparencia quedan en el aire.

Los tratados que conectan, y dan pie a esta historia inicia con dos contratos adjudicados sin procedimiento alguno, bajo la sombra de contrataciones menores a 8 Unidades Impositivas Tributarias – UIT. El primero, es de S/ 41,500.00, y es para el Servicio de Mantenimiento de Fachada, en Interiores y Exteriores en Local Central, Complejo y Ciudad Universitaria.
En pocas palabras, para la reparación de los techos de los pasadizos y otros, otorgado a la empresa VELTRO Constructores y Consultores en General SAC. El segundo, se entregó a SANDRO LÓPEZ PINEDO para el pintado de fachadas exteriores de los mismos locales universitarios, por un monto total de S/42,100.00. Tal y como se confirma en el formato de cuadro comparativo. Donde parecen los nombres de Lesly Palmir Rengifo Vela gerente de VELTRO Constructores y Consultores en General SAC, seguidamente está el nombre de SANDRO LÓPEZ PINEDO.
En medio de ambos proveedores aparece el nombre de José Domingo Vela Sandoval, representante de la empresa PERLA VERDE EIRL. A simple vista, parecen decisiones administrativas comunes, pero al seguir las pistas, surge un entramado de relaciones que pone en entredicho la imparcialidad del proceso.
Un nexo que beneficia a todos, parte por el primer punto crítico la relación entre VELTRO Constructores y Consultores en General SAC y Sandro López Pinedo. Ambos comparten más que contratos: Lesly Palmir Rengifo Vela, gerente general de VELTRO Constructores y Consultores en General SAC, es también socia accionista junto a López Pinedo en la misma empresa. Es más, Sandro López Pinedo, es ex trabajador del área de Infraestructura de la misma Universidad Nacional de San Martín. Es decir, una de las empresas beneficiadas está directamente vinculada al adjudicatario del segundo contrato.

Eso se confirma con su Ficha Única del Proveedor donde aparecen los nombres de Rengifo Vela Lesly Palmir y de López Pinedo Sandro como accionistas. Pero la conexión no termina ahí. Para justificar la adjudicación a VELTRO Constructores y Consultores en General SAC, otra empresa, PERLA VERDE EIRL, representada por José Domingo Vela Sandoval, presentó una cotización en competencia su nombre y firma, así lo certifican.
Sin embargo, al revisar los documentos, se descubre que ambas empresas comparten el mismo domicilio fiscal: el Jr. Sofía Delgado Nº 511 en Tarapoto. Esa dirección, como si fuera el epicentro de esta red, pertenece a Alexis Vela Rojas, esposo de Lesly Palmir Rengifo y amigo cercano De José Alexander Ayala Bustamante, Director General de Administración (DGA) de la Universidad Nacional de San Martín – UNSM y encargado de aprobar las contrataciones.

Pareciera un círculo bien cerrado, la relación amical entre José Alexander Ayala Bustamante y Alexis Vela Rojas no es un secreto. Su amistad es cercana. A esa afinidad se suma a los lazos familiares que conectan a los beneficiarios de los contratos, reforzando la sospecha de que las adjudicaciones fueron más un asunto de conveniencia personal que de necesidad institucional.
José Domingo Vela Sandoval, representante de PERLA VERDE EIRL, es suegro de Lesly Palmir Rengifo, padre biológico de Alexis Vela Rojas. Así se completa un panorama en el que las decisiones parecen haber estado previamente acordadas entre allegados. Pues se comprueba la relación entre Lesly Palmir y Alexis Vela, por ambos incluso compartes hijos.
Ahora, el desglose de los contratos plantea la siguiente interrogante: ¿por qué se dividió el servicio en dos? Un solo contrato integral habría evitado estos conflictos, pero al fragmentarlo, se posibilitó la adjudicación directa, favoreciendo a los involucrados. Este posible fraccionamiento, además de ser una práctica cuestionable, sugiere un intento deliberado de burlar las normativas para beneficiar a un círculo íntimo entre el DGA, dos proveedores muy a allegados a uno de sus amigos.
Mientras los contratos hablan de irregularidades, los organismos universitarios guardan silencio, aparentemente cómplice. Ni el rectorado, ni el Órgano de Control Institucional, ni asesoría legal han tomado cartas en el asunto. José Alexander Ayala Bustamante, el principal señalado, se limitó a defender su gestión en un programa informativo, pero cuando, en su momento, se intentó obtener su versión directamente, cerró las puertas y prohibió el ingreso de cámaras, e incluso ordenó a su secretaria no permitirnos siquiera ingresar con celular, en un acto que roza el autoritarismo.

La trama de contratos en la UNSM no parece una simple casualidad. Las conexiones familiares, amicales y administrativas apuntan a un posible contubernio que pone en jaque la transparencia de la gestión universitaria.
Mientras los fondos públicos, destinados a mejorar la infraestructura, parecen desviarse hacia intereses particulares, queda una pregunta clave: ¿quién dará el primer paso para poner a la luz esta red? La comunidad universitaria merece respuestas, pero, sobre todo, merece una administración que priorice los valores de ética y transparencia sobre cualquier relación personal.
Es imperioso que se actúe con prontitud y rigor: que el rectorado, el órgano de control institucional y, si es necesario, las instancias superiores, Fiscalía y Contraloría intervengan para esclarecer estos actos y sancionar cualquier irregularidad. La transparencia no debe ser un discurso, sino una práctica constante, especialmente en instituciones públicas.
Por: César A. Gonzaga





