En cada rincón del país, los enfermeros y las enfermeras se concentran en un mismo propósito: cuidar y acompañar y salvar vidas con vocación ciencia y humanidad.
En este día del enfermero el reconocimiento llega para expresar gratitud a quienes trabajan día y noche, con rapidez y calidez para aliviar el dolor, controlar síntomas y promover la recuperación.
Su labor va más allá de la cama de hospital, son educadores de salud , detectores precoces de complicaciones; facilitadores de la familia y puente entre pacientes y médicos, escuchan con paciencia explican con claridad y sostienen a quienes atraviesan momentos de vulnerabilidad.
Su presencia constante aporta seguridad y dignidad a cada disciplina de la enfermería fortalecida por la formación continua y ética profesional, se adapta a realidades diversas, hospitales urbanos de alta complejidad centros de atención primaria en comunidades rurales y equipos móviles que llegan a zonas apartadas.
En todas ellas el norte es el mismo, humanizar la ciencia y garantizar un cuidado seguro equitativo y centrado en la persona.
Por Obstetra Gladys Sofía Rodríguez Aspajo



