Razones por las que la tecnología a pesar de las críticas, va más allá de los temores iniciales
WILTER PEREZ BARRERA
Cuando leí por primera vez el libro, Todo lo Malo es Bueno para Ti: Cómo la Cultura Popular Nos Está Haciendo Más Inteligentes de Seteven Johnson, inmediatamente recordé las siguientes ideas expuestas por el sapiente Umberto Eco en su ensayo De Gutenberg a Internet: “Según Platón (en Phaedrus) cuando Hermes, el inventor de la escritura, presentó su invención al Faraón Thamus, él elogió su nueva técnica que permitiría que los seres humanos recordaran con mayor facilidad aquello que de otra manera quedaría en el olvido. Pero el Faraón no estaba satisfecho. “Mi querido Theut, dijo, la memoria es un gran regalo que debe ser mantenido vivo entrenándole continuamente. Con su invención la gente no se preocupará por entrenar la memoria. Recordarán cosas no debido a un esfuerzo interno, sino por virtud mera de un dispositivo externo.” Podemos entender la preocupación del Faraón. El escribir, como cualquier otro nuevo dispositivo tecnológico, habría hecho torpe la energía humana que substituyó y reforzó. Así como los automóviles nos hicieron menos capaces de caminar. Según el Faraón, la escritura era peligrosa porque disminuye las energías de la mente al ofrecer a los seres humanos un alma petrificada, una caricatura de la mente, una memoria mineral.
El texto de Platón es irónico, naturalmente. Platón escribía su argumento contra la escritura, Pero pretendía que su discurso fuera dicho por Sócrates, quien no escribió nunca. Hoy en día, nadie comparte estas preocupaciones, por dos razones muy simples. Primero que todo, sabemos que los libros no son una manera de hacer que alguien piense por nosotros; por el contrario, son instrumentos que provocan en nosotros pensamientos más allá de la lectura original. Solo después de la invención de la escritura fue posible escribir una obra maestra sobre la memoria espontánea como En busca del tiempo perdido de Proust. En segundo lugar, si alguna vez fue necesario para la gente entrenar la memoria para recordar cosas, después de la invención de la escritura fue también necesario entrenar la memoria para recordar libros. Los libros desafían y mejoran la memoria no la narcotizan.
Sin embargo, el Faraón estaba expresando un miedo eterno: el miedo a que un nuevo logro tecnológico pueda suprimir o destruir algo que consideramos precioso, fructífero, algo que representa para nosotros un valor en sí mismo, y profundamente espiritual. Fue como si el Faraón señaló primero a la superficie escrita y luego a una imagen ideal de la memoria humana, y dijera: “esto matará a eso.”
Más de mil años más tarde, Víctor Hugo en Nuestra Señora de París, nos muestra a un sacerdote, Claude Frollo, señalando con su dedo primero a un libro, luego a las torres y a las imágenes de su catedral querida, diciendo “ceci tuera cela”, esto matará aquello. (El libro matará a la catedral, el alfabeto matará a las imágenes).Una catedral medieval era una clase de programa permanente inmodificable de TV que se suponía debía comunicar a la gente lo indispensable para sus vidas cotidianas así como para su salvación eterna. El libro habría distraído a la gente de sus valores más importantes, animándolos a buscar información innecesaria, a interpretar libremente las escrituras, y a fomentar una curiosidad [“insana”].”
Por tanto, si Ud. alguna vez se encuentra con alguien que antagoniza las nuevas tecnologías y las declara antitéticas a los cánones del aprendizaje tradicional, haría Ud. bien en recomendarles leer el libro antes mencionado. Así podrán, espero, ellos entender que las nuevas tecnologías no son más que nuevas herramientas que nos permitirán continuar nuestros esfuerzos sisifusianos por entender el mundo que nos rodea.




