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sábado, febrero 15, 2025
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Cuando ser pobre es ser rico

columna

Muchas veces nos equivocamos al definir pobreza. He tenido la oportunidad desde hace varios años de entenderla de mejor manera y de convencerme que en algunos sistemas, no importa lo que tengas para aparentar, ni para satisfacer tu ansia de saberte vivo, para que se mida cuán rico o cuán pobre eres.

Todo depende de tu espíritu, de lo que cargues en tu mente y en el alma. La sabiduría es para las comunidades, lo que define a los hombres ricos o pobres.

Es por ello que hace algún tiempo vio a un candidato a la alcaldía colocar en su página de las redes sociales, una foto de una anciana de un espíritu muy rico, cocinando con leña en sus ollas maltrechas. “Pobres de ellos, esto cambiará en nuestro gobierno”, decía y prometía inversión, caminos y demás.

No entendía que esa mujer era rica viendo cada atardecer las praderas llenas de verde, comiendo los pescados que recién sacaba del río, alimentándose como se habían alimentado desde siempre quienes vivían junto a ella, en esas casas en las que nunca se pierde la familiaridad.

Y lo que el candidato consideraba ganancia para ellos, era en realidad una invaluable pérdida. La insensibilidad de los números y de las creencias de los economistas, hace que se equivoquen.

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