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jueves, febrero 13, 2025
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De un cazador sus memorias

Por: Willian Gallegos

Nuevamente, gracias a Carlos Tafur Ruíz llegó a mis manos el interesante libro “Memorias de un cazador”, del ciudadano riojano Alfonso  Pereyra Tejada, que se publica gracias al apoyo de la Municipalidad Provincial de Rioja. Y si bien es cierto que Carlos llegó para invitarme a comentar en la presentación del libro, lamentablemente no pude hacerlo, por razones de fuerza mayor, obviando que he decidido no aceptar ya el comentar libros, pero al conocer los antecedentes  del trabajo explicados por mi amigo, gustoso lo habría hecho, como que lo leí,  disfrutando de su lectura, es verdad.

El magnífico prólogo de Luis Salazar Orsi nos introduce en lo que Alfonso Pereyra Tejada describe en sus Memorias, que es su propia experiencia de vida contándolo de manera sincera y en un estilo coloquial, como si quien nos contara lo hiciera en una reunión de amigos, en esas charlas de esquina, siempre amenas y entretenidas. Coincido con Salazar Orsi cuando escribe que los relatos y descripciones del autor “no impresionan propiamente por su vehemencia ni por su estilo, sino por su inefable sencillez y sinceridad”. En efecto, después de leerlo y aprehenderlo, encuentro que su belleza también estriba en la relativa candidez de la obra, entendida como pureza y franqueza. Y estas cualidades las hacen ser una obra imprescindible que provoca leerlo, no una, sino muchas veces.

Debo confesar que su lectura me ha subyugado. Lo he encontrado delicioso porque nada está demás. La redacción se queda en el límite justo y no encontramos en ella metáforas forzadas, ni un pretendido y falso intelectualismo, como muchas veces encontramos en otros trabajos. Como dice Salazar Orsi, todo es natural; no encontramos en los relatos nada artificioso porque es la redacción en cascada de una experiencia de alguien que ha querido contarnos cómo fueron esos tiempos en que los bosques estaban cercanos y el “progreso” no nos había traído aún a los malos políticos, que se hacen los tontos para ningunear la propuestas ciudadanas.

Memorias de un cazador es el reencontrarnos con esos tiempos en que aún no nos habíamos metido los temas de la biodiversidad. Es la experiencia de un hombre con sus querencias y con sus propios avatares cuando los cazadores o montaraces de esos años eran parte cotidiana de nuestra existencia, y eran ellos los que traían variedad a los días, cuando hoy, lo que antaño hacían y que era una actividad natural, es un atentado contra nuestro propio futuro. Y no podemos por ello criticar a Alfonso Pereyra Tejada, porque él, como muchos, vivía  una realidad y una práctica socialmente aceptada; y por qué no decirlo: necesaria. Y un cazador no era cualquiera, porque era el hombre que tenía temple, nobleza, carácter, personalidad, coraje y decencia, cualidades que encontré en todos los cazadores que conocí.

Leer el libro me trajo nuevamente esos términos y objetos que poco a  poco van despareciendo, y vienen ya a formar parte de nuestros recuerdos: la baqueta, uno de ellos, que era la “varilla cilíndrica y delgada hecha de pona”, con el que se carga el cañón de la avancarga, una arma de fuego, familia de la escopeta, la retrocarga, la carabina, etc. Leer el libro es reencontrarnos con nosotros mismos, y quienes alguna vez hemos “monteado”, podemos entender y sentir  lo que nos cuenta Alfonso Pereyra Tejada, gracias a sus “dolorosas y envenenadas experiencias”. ..Y él sabe por qué lo dice.

 

 

 

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