En Isla Fuerte, – Colombia- los actores locales han iniciado la siembra de corales para que no desaparezcan, para mitigar los efectos por el cambio climático. En el lugar los turistas viven una experiencia eco amigable y saben que su dinero va para la preservación del lugar que visitan, las empresas también cooperan, ¿porque no se podría realizar algo así en la Laguna Azul y recuperar los árboles de sauce que se han perdido con el tiempo?
Lic. Claudia Oré Butler
Es un hecho que el cambio climático es un factor que afecta al desarrollo de las actividades turísticas; el clima puede perjudicar las temporadas de viaje a los diferentes atractivos y destinos turísticos, ya sea por desbordes de ríos, inundaciones, lluvias extremas, temperaturas altas, derrumbes, sismos y otros factores que no permiten el traslado de los turistas. A esto se suma la falta de una gestión responsable de los recursos turísticos que busque enfocarse más en hacer partícipe al visitante en la tarea de preservar y cuidar los espacios que visita, sin dejar de lado el rol que deben jugar las autoridades locales, la comunidad y las empresas turísticas. Sobre estos últimos debe ser casi una obligación tacita cooperar con la protección de los atractivos naturales, arqueológicos o culturales que comercializan, para lograr ralentizar su agotamiento y deterioro, pues sin ellos no habría turismo, no habría turistas y por tanto no habría ingresos económicos para todos.
Por otro lado, está comprobado que el turismo ha sido resiliente en los últimos dos años a pesar de las coyunturas, pero aún continúan los procesos de adaptación ante nuevos escenarios pos pandemia. Se ha evidenciado que es uno de los sectores económicos cruciales para muchos países del mundo incluido el Perú. Los espacios abiertos, rodeados de naturaleza han sido los más demandados en estos tiempos.
En relación a ello si nos centramos en los atractivos de naturaleza, estos son afectados constantemente por el turismo donde a veces no se pone límites y restricciones para evitar su deterioro, pues solo se ve como un recurso a ser explotado con el fin de obtener ganancias, sin reflexionar sobre la importancia que tienen para la población local, para la preservación de la fauna y flora, de los bosques, de las quebradas, ojos de agua, y otros elementos del sistema biodiverso. En tal sentido es urgente visualizar a un atractivo natural como un componente vital de un gran ecosistema y establecer medidas para preservarlo.
Hoy en día algunas investigaciones internacionales en turismo hacen mención a nuevas tendencias; analizan y proponen nuevos conceptos como un aporte para cambiar el modelo de desarrollo turístico que se ha venido aplicando hasta la fecha, basado en el turismo sostenible, para dar paso a un turismo llamado regenerativo. Esta propuesta podría ser una gran oportunidad para replantear el desarrollo del turismo en los espacios naturales con miras a regenerar, rehabilitar, y renovar estos lugares. Si bien en la naturaleza se producen diversos procesos de regeneración ante la acción humana o el clima, es clave observar estos procesos para impulsar las acciones necesarias para regenerar; de hecho, los espacios naturales están en constante cambio, han sufrido muchas transformaciones pues ya no son los mismos de hace diez o veinte años.
Desde esta óptica, el poblador local juega un rol vital, pues debe definir qué tipo de turismo desea en su localidad para facilitar los procesos de regeneración y hacerlo de forma más activa, – por ejemplo, el municipio de Venecia ha tomado la decisión de cobrar a los excursionistas cinco euros por día de visita para preservar sus canales, – donde todos residentes, negocios-empresarios, turistas participen de la regeneración.
Aun no hay una definición precisa del turismo regenerativo, pero ya, en espacios europeos se está creando conciencia al respecto; apunta a la óptima utilización de los recursos naturales, los cuales deben ser vistos como parte de un conjunto de elementos vitales de la biodiversidad; o sea la flora, la fauna, el agua, la tierra, la red de quebradas y productos agrícolas, afluentes y cuencas, plantas medicinales, y otros. Se trata de darle un mayor peso a estos recursos pensándolo como un todo, para que satisfaga las necesidades de las comunidades y no centrarse únicamente en satisfacer las necesidades del turista.
En turismo el componente regenerativo debe buscar la participación de los residentes, turistas, y empresas para revitalizar los espacios como sucede en Colombia, exactamente en Isla Fuerte, donde a partir de los sistemas naturales de corales, los actores locales han iniciado la siembra de corales nuevos ayudando a que no desaparezcan, coadyuvando a mitigar los efectos por el cambio climático impactando positivamente en el ecosistema. En el sitio los turistas viven una experiencia eco amigable y saben que su dinero va para la preservación del lugar que visitan, además las empresas también cooperan en la labor, ¿por qué no se podría realizar algo así, por ejemplo en la Laguna Azul y recuperar los árboles de sauce que se han ido perdiendo con el tiempo? En contraparte al turismo regenerativo, está el turismo sostenible, aún vigente, basado en la búsqueda de un equilibrio adecuado entre las tres dimensiones conocidas ambiental, económico y social, en hacer el menor daño posible, pero no ha funcionado, no se está produciendo el equilibrio esperado hace mucho tiempo, por lo que el turismo regenerativo, va un poco más allá de ello pues no se trata unicamente de conservar, sino también de “regenerar y reparar el daño realizado” y dejar atrás practicas nocivas.
Algunos autores indican que no se trata de oponer los términos de turismo sostenible y turismo regenerativo, sino entender que se está presentando un evolución del turismo sostenible al turismo regenerativo pues ya no es suficiente hacerlo sostenible; es tomar conciencia y sentir como propios los lugares que visitamos. Posiblemente, recuperar los espacios tal y como estaban antes ya no será factible, entonces hay que empezar a regenerarlos para que se fortalezcan. La naturaleza buscará formas de renovarse, se adaptará y se transformará, en tal sentido se trata entonces de observar e identificar aquellos cambios que están ocurriendo en nuestro entorno y encauzar un desarrollo turístico pensando en el recurso natural vinculado a la población local, para luego integrar a los visitantes.
Cómo aplicar el turismo regenerativo
El desarrollo de un turismo regenerativo busca que los beneficios económicos del turismo se reviertan visiblemente en el ambiente. El turismo convencional actual está dejando los lugares en peores condiciones de lo que estaban, destruyendo los ecosistemas; además sin el poblador local como líder protector de sus propios recursos no es posible hacer sostenible nada; el enfoque regenerativo es, esencialmente social.
Entonces, ¿cómo aplicar un turismo regenerativo en nuestros espacios turísticos que albergan atractivos como lagunas, cataratas, ríos, otros? si el objetivo principal es ayudar a regenerar y reparar el daño, entonces es ponerse manos a la obra en repensar un desarrollo turístico diferente, y preguntarse además: ¿qué nos demanda la naturaleza hoy?, ¿qué nos está transmitiendo a diario?, ¿qué tipo de turismo queremos en nuestra localidad? Y a partir de ello replantear algunas actividades turísticas y definir una participación activa del turista, de las empresas, involucrarlos en la regeneración del sitio que visitan. Al mismo tiempo es importante analizar qué podemos hacer para revitalizar por ejemplo la flora y la fauna perdida. Hay diferentes estrategias para ello, desde una campaña de comunicación constante que lleve a la acción, o aplicar medidas similares ejecutadas por otros países como en Alemania, donde por cada viaje reservado en alguna agencia de viaje del país, plantan un árbol en los destinos a donde van creando más bosques, y el turista sabe que su reserva va para cumplir este objetivo, y así hay muchos ejemplos en USA, España, Nueva Zelanda, Italia, Colombia, o Dinamarca. Hoy en día el turista busca lugares donde se utilicen de manera responsable los recursos locales.
El modelo de turismo que se ha venido desarrollando en los últimos 20 años es insostenible, hay que poner límites en los espacios naturales. En pandemia era necesario hacer un cambio, pero esto no ocurrió, no se aprendió nada.
En aquel momento fue necesario reencauzar el turismo hacia espacios abiertos y naturales donde se tuvo que restringir los ingresos y ordenar los flujos de visitantes, donde el turismo masivo no tenía cabida, donde la naturaleza revivió. Era el momento de replantear un turismo más respetuoso de los ecosistemas, pero lamentablemente se ha caído en la misma dinámica pre pandemia con sitios abarrotados de gente, como dice Sartorius (2020) la pandemia nos dijo, que lo que vivíamos era una anormalidad, sin embargo, se continua en la misma anormalidad.
Apostar por un turismo regenerativo, es revitalizar los espacios naturales, observar los ecosistemas vivos, tomando como referencia la regeneración de los sistemas biológicos y como indican Reyes, G. & Casasola, K. (2021) de la Universidad Nacional de Costa Rica, este tipo de turismo busca tener una base sustentable para restaurar el accionar del ser humano con la naturaleza y mejorar esta relación. Ser conscientes del impacto negativo, es fundamental para actuar de inmediato. ¡Manos a la obra! (National Geographic, (2022); https://www.reasonwhy.es/ (2021); www.b-travel.com; www.unwto.org; https://casaselvaggio.com; TEDxtalks-Hernández, L. (2022)