“El que no la debe no la teme”, ha sido la frase que salió de la boca una y otra vez del dos veces presidente de la República Alan García Pérez, pues a decir de él, siempre ha respondido todas las investigaciones que le iniciaron.
No es la primera vez que pide asilo politico a otro país, primero lo hizo el año 1992 a Colombia, luego del autogolpe de quien en ese entonces era el presidente Alberto Fujimori, luego de estar semanas en la clandestinidad.
De acuerdo a analistas y estudiosos del caso García, las circunstancias eran muy diferentes pues el sistema constitucional se había roto, además no había ningún mandato en su contra como lo existe ahora, según lo resalta el exministro Pedro Cateriano.
Alan García huyó del país luego que el gobierno de Fujimori le abrieron varios procesos por supuestos actos de corrupción durante su primer gobierno.
Le investigaron por el caso de Siracusa, que le pagó un soborno. También por la compra de un avión en el que estaba involucrado Zanatti, todo eso prescribió y pudo retornar sin problemas
Ahora, el fiscal José Domingo Pérez, abrió investigación por presuntas irregularidades en la licitación de la línea 1 del metro de Lima.
Fue el sábado por la noche que ingresó a la embajada de Uruguay, solicitando el asilo político, porque, según él porque las leyes y procedimientos se desnaturalizan y manipulan por intereses políticos como instrumentos de persecución.
“Una sospecha no comprobada sirve para iniciar un procedimiento por enriquecimiento ilícito, luego se añade a este la figura del Lavado de Activos para aumentar el plazo investigatorio de ocho a doce meses”, dice García en su carta al presidente de Uruguay.
La Fiscalía debe demostrar todo lo que se le imputa, pero esconderse y buscar refugio hace ver que el expresidente tiene mucho de qué preocuparse. Estamos a la espera de la decisión de Uruguay que esperamos, no prospere.