Son imágenes impactantes. Por los medios de comunicación y las redes sociales, se muestran fotografías de personas en completo estado de desnutrición y en el más absoluto abandono, como si fueran seres carentes de valor.
Cuando se plantea igualdad de oportunidades, se propende precisamente al exterminio de ésta forma de vida de millones de seres humanos en el planeta. Tiene que existir un marco jurídico coherente y conciliado en el mundo. Las vidas de algunas poblaciones humanas, no pueden seguir siendo dependientes de caprichos personales de sus gobernantes. África es un continente rico en historia, recursos naturales y en su gente. Venezuela es un país hermano con una población muy generosa. La inmensa zona de Egipto y alrededores, ha sido el escenario particular del desarrollo del pueblo de Israel, elegido por Dios y donde nació Jesucristo, su hijo, y el largo desarrollo de esta vida ha sido plasmado en el único Libro Sagrado: “La Biblia”.
La orientación del marco jurídico universal debe enmarcar dos componentes: la vida humana equitativa y el cuidado del medio natural.
Los gobernantes de los países se consideran autónomos y generalmente toman decisiones acorde a sus intereses personales y a las conveniencias de grupo como partido político o quizá como nación. No existen lineamientos definidos de la forma de vida de los seres humanos en todo el planeta: Los países deben asegurar la alimentación de las personas, fomentando su producción interna. La erradicación inmediata de la desnutrición. Todas las personas deben gozar de buena salud. Fomentar el fortalecimiento institucional de las familias. Todas las personas deben tener el nivel superior de estudios. El claro compromiso de la vida en paz de todos los países. Es iluso imaginarse la ingente masa monetaria que se desperdicia en la fabricación de armas de todo tipo, orientadas a asesinar a seres humanos sanos, mientras millones de ellos se están muriendo por inanición, de hambre. ¿Qué clase de seres pensantes, racionales, inteligentes, somos? Se ejecutan proyectos de conquistas a nuevos planetas, por el firmamento celeste infinito, mientras dos o cuatro “pelagatos” están decidiendo entrar en guerra, para enviar a su propia gente a la muerte. ¿No sería bueno que los que están decidiendo estas tontas guerras vayan adelante a inmolarse por su estúpida decisión? En América, mientras la gran mayoría de países se desarrolla en ambiente político democrático, aunque con sus falencias de corrupción todavía, pero al fin vive con signos democráticos, el pueblo de Venezuela tiene que sufrir los caprichos de un gobernante que ha decidido seguir en el poder. ¿Hace cuántos años que no hay verdaderas elecciones democráticas en ese país? Pues, el mismo grupo político que ingresó al poder democráticamente hace más de diez años, sigue allí, condenando a su pueblo al sufrimiento extremo en todos los niveles. Siempre está buscando excusas para no convocar a elecciones democráticas limpias y dar la oportunidad al pueblo a elegir a sus gobernantes de manera alternada. ¿No hay nadie de su grupo político, que dice ser revolucionario, de izquierda, que le haga entender al caprichoso gobernante, que lo que está haciendo está mal, que está perjudicando la vida de millones de personas de su “propio pueblo”? ¿Tanto puede una persona cerrar sus ojos, sus oídos, su mente y su corazón? Siquiera por compasión, colocarse al rincón y dejar que el pueblo elija su nuevo patrón. ¿Por qué tiene que sufrir todo un pueblo ante el capricho de una persona? ¿Cómo es posible que se mande a las fuerzas armadas a herir y matar a las personas que salen a protestar?
He ahí la necesidad de la existencia de un marco jurídico universal, para que se corte en el acto, estos atropellos a los pueblos del mundo.
Por otro lado, no menos importante, está el componente del medio ambiente. Tenemos que abrir los ojos y razonar que no podemos seguir desboscando las pocas reservas que tiene el planeta. El mayor porcentaje de generación de empleo universal debe estar basado en la producción, en todas sus formas. La extracción de recursos debe disminuir a su mínima expresión de solo lo necesario. Porque los recursos naturales están siendo acabados y estamos dejando sin recursos a las siguientes generaciones. Lo peor, que el exterminio de los recursos está dejando pobres a las familias. Se supone que los humanos que extraen y terminan los recursos están con abundante ahorro; sin embargo, estas personas siguen en la pobreza económica, social y humana; y además, estas personas, están desertificando su propio medio ambiente donde viven.
El marco jurídico en funcionamiento debe disminuir las desigualdades en una vida más equitativa.