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sábado, septiembre 27, 2025

DHARANA de la JÑANA (Final)

Finalizando este trascendental tema, está la Enseñanza de que para meditar no necesitamos indispensablemente estar sentados en un lugar aislado, pues la Dharana (meditación) al ser propia de la Jñana (Saber, Conciencia de Vida) se practica con “Para-Bhakti” (supra-devoción superior a la simple Bhakti o devoción) que, por su naturaleza sobresaliente, va más allá de requerir “acomodamientos”, confort, ceremonias o circunstancias exteriores.

Así pues, nos lo ilustra sublimemente el Jñana Dikhsa Maestre Dr. David Juan Ferriz Olivares:

Mencionemos la Jñàna en el término sánscrito de su Vía y Sendero, Jñànakanda, tomando una vez más una cita del Maestre Doctor Serge Raynaud de la Ferrière en que indica que:

“La vía del conocimiento (Jñànakanda) pedía obras que el común de los hombres era incapaz de realizar y la Sabiduría de la Antigua Escuela era una virtud que el laico tenía muchas dificultades de alcanzar, y por ello se debía reducir a la Fe.”

“Pero a esta característica hay que agregar que los caminos de la fe se limitan a la Bhakti, en tanto que la Jñàna realiza la Parabhakti.”:

“El sendero devocional está explicado en el Gita y la Tradición ha citado en varias ocasiones que existen cuatro tipos humanos que dedican culto a Dios: el que se encuentra en angustia, el que pretende un beneficio, el que lo hace por curiosidad del conocimiento, y, por último, el Sabio. LOS TRES PRIMEROS ESTÁN DENTRO DE LA CATEGORÍA DE LA BHAKTI PREPARATORIA: EL OTRO EN CAMBIO PROSIGUE EN LA PARA-BHAKTI, QUE NO ESTÁ BASADA EN LAS CIRCUNSTANCIAS EXTERIORES O DOGMAS O CEREMONIAS, SINO QUE PROVIENE DE UNA CONDICIÓN DE EXPERIENCIA INTERNA. Naturalmente esta aspiración Superior solamente puede sobrevenir después de una Iluminación.”

“Hay que comprender que la Parabhakti es más allá de la devoción, es una supradevoción en el Saber. LA PARABHAKTI ES LA PARADEVOCIÓN QUE PERMITE VER A DIOS HASTA EN UN CHARQUITO. Ello implica una sensibilidad universal de lo sagrado y de las manifestaciones de Dios, de manera de poderlos ver con veneración, al penetrar en esta Nueva Era con una profunda sabiduría de reconocimiento.”

“La unión de Purusha y Prakriti, del cielo y de la tierra, más allá de la Bhakti, o sea, desde la Jñàna para la Parabhakti, permite la comprensión, la experiencia y la vivencia de los más altos misterios y sus fundamentos que se transfieren al Discipulado Modelo de la Jñàna y que exponemos en los Colegios Iniciáticos de la Fundación Orden del Aquarius y en la Magna Fraternitas Universalis (@magnafraternitasuniversalis) …”

“Entre sus enseñanzas que me enviaba desde Europa en un diálogo epistolar muy fuera de lo común, dos veces por semana durante siete años, haciendo un total de más de 600 cartas para mí, quizás más de dos mil horas de dedicación (…) ESTÁ UNA DE RESPUESTA SUYA QUE RESULTA LUMINOSA CON RESPECTO A LA MEDITACIÓN:

“Recuerdo que le había descrito que una tarde de diciembre de 1960, me encontraba caminando en Manhattan, Nueva York, por la calle 33, al pie del Empire State, el edificio de 102 pisos, a la hora de la salida de los oficinistas, la hora del “rush hour”, cuando los peatones de varias razas, blanca, negra y amarilla, inundan las aceras, la calle está pletórica de automóviles y autobuses y los “claxons” suenan con frecuencia. El ruido de los motores de unos aviones que volaban arriba de los rascacielos se sumaba a esa voz de la urbe en ese tráfago. Me acerqué al paradero de los autobuses por la calle 33, cuando comenzó a llegar a mis oídos, entre esa cortina de ruidos, la sonoridad de la Rapsody in Blue, del compositor norteamericano George Gershwin. Recordé que, a los 7 años de edad recién llegado del Japón, en San Francisco, California, mi primera profesora de piano en USA, japonesa, me llevó con mis padres a una concha acústica a escuchar un concierto que me impresionó para toda mi vida musical en que tocaron el Concierto N° 2 de Rachmaninoff y después la Rhapsody in Blue. Me acerqué a la tienda de discos de donde salía la música. Le rogué a la “miss” que atendía la música, que volviera a sonar el disco, a lo cual accedió gentilmente. Comprendí mucho mejor en ese momento en Nueva York, en medio de la estridencia de la urbe uraniana, la música de George Gershwin que se ha inspirado en los aires y ritmos negros, fuente de la música de jazz, para llevarlos a la creatividad pianística y orquestal de concierto, con su manifestación, no solamente como expresión de la raza negra, sino de la forma vital de sentir del norteamericano, de su carácter, de su ambiente y de la sonoridad de la ciudad del compositor, Nueva York. Percibía como músico la voz de la gran ciudad en la voz de la orquesta sinfónica, la juventud norteamericana de los años 20 en la juventud de Gershwin, el triunfo del concierto sinfónico del continente americano junto a las obras de los grandes maestros sinfónicos, su fuerte dramatismo en contraste con sus movimientos de delicadeza y de mística ternura. LA RESPUESTA DEL MAESTRE NO SE HIZO ESPERAR. ME CONTESTÓ QUE ME FELICITABA POR MIS MEDITACIONES.”

“Como nos damos cuenta, la meditación es para una buena parte de las ocasiones y una buena parte de los lugares. Es también pensar, reflexionar, observar, penetrar, prever, proyectar.”

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