Ayer fue uno de los días más calurosos que he sentido en Tarapoto. Desplazarse por las calles traía al mediodía, una sensación de sofoco extrema. Tiene lógica pues el 2015 fue el año más caluroso sobre el planeta en mucho.. por lo menos unos 300 años. Por ello, también en Piura y Tumbes las temperaturas llegaron hasta los alucinantes 39 grados centígrados. Esta vez no se trata de un ciclo con un final que nos traslade a la normalidad después de un coletazo, tal como lo advierten los científicos que investigan el cambio climático. Esta vez si que la fastidiamos.
Desde el periodo preindustrial la temperatura de la tierra se ha incrementado en 1 grado centígrado y algo más. Parece poco no obstante es muy grave lo que condiciona esa elevación de la temperatura, que rompe el equilibrio natural. Es tal el desbalance que en este año, la temperatura del mar se elevará hasta en cinco grados por el fenómeno del Niño, lo que tendrá gravísimas consecuencias. Basta con recordar que millones de aves y mamíferos perecieron en 1997 tras sufrir el embate de uno de los Niños más violentos. Desorientados lobos marinos, desorientadas aves.
El océano llevó a otras aguas a los peces. El mar de Grau murió y con él, el alimento de los otros. Aparentemente, aquel era apenas un tropiezo, frente a lo que está por verse. La Amazonía ha perdido cerca del 20% de su cobertura boscosa y ese es un daño al corazón del planeta. Si es que se atraviesa el 30%, estaríamos frente a un escenario irreversible para esta parte del mundo, que sería devastada por infernales incendios forestales. Debe tomar en cuenta que la aceleración de la devastación es impresionante: hasta1970 solo se había tirado abajo el 3% de la selva.
Asimismo, la disminución de la cobertura boscosa, podría traer como consecuencia la aparición de fenómenos extremos como huracanes al interior de la Amazonía alno existir árboles que retengan la violencia de los vientos. A eso también favorecerá la elevación de la temperatura de los mares, que además trae consigo la disminución del área de hielo en los polos, esos reguladores del clima tan valiosos, haciendo que seres vean cómo desaparece su hábitat junto a su especie irremediablemente; pero también amenazando a nuestras ciudades costeras. Cinco grados más en el mar, significarían una violenta fiebre en el planeta que acabaría con gran parte de los nevados, sobre todo los que se encuentran debajo delos 5000 metros sobre el nivel del mar, como el único que tenemos en San Martín, el Cajamarquilla, que ya daba síntomas de despedida desde hace algún tiempo.
El peor mal de todos es la indiferencia y el pretexto para la inacción. Es traicionar a nuestro instinto de supervivencia permanecer inmóviles frente a todo lo que se anuncia y se está cumpliendo. No puedo entender, cómo la gente le hace más caso a promesas de hace 3000 años, por la que en algunos casos es capaz de matar, y no a alertas reales que exigen cambiar.