Frida Kahlo (México 1909 – 1954), fue una pintora mexicana, militante comunista de obra y vida excepcional. Sus 150 pinturas tratan de autorretratos, abortos, amputaciones y múltiples operaciones que tuvo que soportar. Repacemos extractos de la obra, FRIDA. Una biografía de Frida Kahlo. Escrita por Hayden Herrera.
Diego enamora a Cristina, hermana de Frida
“A pocos meses de regresar de Estados Unidos a México, Frida vio extinguirse toda esperanza de crear una nueva y armoniosa existencia: Diego sostenía una aventura con Cristina, su hermana menor. Angustiada, se cortó el cabello largo que le encantaba a Rivera y dejó de usar los trajes de tehuana. Cristina, sin duda, no traicionó malévolamente a su hermana, lo más probable es que estuviera confundida y le resultó difícil resistir a un genio de personalidad encantadora. Aunque también Diego demostró sentir pocos escrúpulos al embarcarse en esta aventura con deliberada crueldad. «Entre más amaba a una mujer», escribió Rivera en su autobiografía, «más la quería lastimar». Frida sólo fue la víctima más evidente de esa repugnante característica.”
La primera separación
“A principios de 1935 Frida se mudó a un pequeño departamento ubicado en el número 432 de la Avenida Insurgentes, en el centro de la ciudad de México. Sólo se llevó a su mono araña predilecto. Ésta fue la primera de muchas separaciones. A pesar de que Frida y Diego no vivían juntos se veían constantemente. Él, para hacer justicia a ambas hermanas, le compró a Frida un juego de muebles hechos de cromo e imitación piel azul, iguales a los rojos que compró a Cristina para el departamento que ésta tenía en la elegante calle de Florencia. Es posible que Frida alquilara el departamento tanto para crear una vida propia como para alejarse de Diego. No cabe duda que hizo frente a sus problemas de manera valerosa. Se hacía la alegre y divertía a los demás con un humor sarcástico. Aunque algunos amigos íntimos conocían que sufría por la situación por la que estaba pasando.”
Huida desesperada a Nueva York
“A principios de julio, Frida, empacó sus cosas y tomó un vuelo a Nueva York, junto con Anita Brenner y Mary Schapiro. El viaje representó tanto una huida desesperada como una aventura buscada en estado de atolondramiento. Al poco tiempo Frida se dio cuenta de que amaba a Diego y de que, él era más importante para ella, que las cosas que parecían separarlos y tomó la decisión de tener un matrimonio de «independencia mutua» y el 23 de julio de 1935 le escribió: “[Ahora sé que] todas esas aventuras con mujeres, maestras de «inglés», modelos gitanas, asistentes con «buenas intenciones», «empresarias plenipotenciarias de sitios lejanos», sólo constituyen flirteos. En el fondo, tú y yo nos queremos muchísimo, por lo cual soportamos un sinnúmero de aventuras, pero siempre nos amaremos… Se han repetido todas estas cosas a través de los siete años que llevamos viviendo juntos, y todos los corajes que he hecho sólo han servido para hacerme comprender, por fin, que te quiero más que a mi propio pellejo y que tú sientes algo por mí, aunque no me quieras en la misma forma. ¿No es cierto?… Espero que eso siempre sea así y estaré contenta.”
Decidió no llorar sus penas
“Frida en sus cuadros no quiso ser una desdichada «antipática», sino convertirse en mujer sensata, tranquila, entretenida y dispuesta a perdonar. El humor negro que
disfruta con el horror y se ríe de la muerte típicamente mexicano, se pone de manifiesto con más viveza en su obra Unos cuantos piquetitos. Si bien Frida mostró gráficamente que aún no sanaba la herida. Sin embargo, también puso en evidencia que no lloraría sus penas. No quiso ser una desdichada «antipática», sino convertirse en la mujer sensata, tranquila, entretenida y dispuesta a perdonar. Transformaría los «piquetitos» de la vida en chistes. En la cultura popular mexicana, abundan los ejemplos de esta clase de gracia mordaz, como los ataúdes y pequeños esqueletos de azúcar, dulces hechos para comerse el Día de Muertos. Son frecuentes chistes como el siguiente: «Tuvo suerte: de los tres balazos que le dieron, sólo uno lo mató». A Frida le encantaban ilustraciones que muestran escenas impresionantes de horror, como Las estampas de 243 calaveras, donde los esqueletos representan las flaquezas de la vida humana.”
Bibliografía
Raquel Tibol. Frida Kahlo. Una vida abierta. Editorial UNAM. 2002
Hayden Herrera. FRIDA. Una biografía de Frida Kahlo. Editorial Diana. 1983