Mario Angulo Huamán, soñaba al Perú de la siguiente manera: “veía a dos Ángeles que rodeaban el palacio de gobierno. Cada Ángel llevaba un escudo protector, una espada a buen recaudo y una fuerte ponzoña; cada uno tenía una actividad que realizar, desde la más simple hasta la más compleja.
El Ángel 1 conversaba con un periodista, éste aprovecha el encuentro y le pregunta, ¿por qué llevas en tus manos el escudo protector, la espada temeraria y el líquido venenoso? A lo que el Ángel 1, le contesta, esto es para los malos políticos que buscan desestabilizar al gobierno de Pedro Castillo.
El periodista hurga alguna respuesta más precisa y hace la siguiente repregunta, ¿quiénes son esos malos políticos que serían víctimas de tus armas mortales? Nosotros somos las víctimas, le responde el Ángel 1, simplemente las armas que portamos, son para defensa propia, si nos atacan, ahí está nuestro escudo para defensa; si se agudiza más el ataque, ahí está la espada para desenvainar y si está cantada ya nuestra derrota, ahí está la utilización de la ponzoña, para esparcir al aire y el mal político lógicamente quedará asfixiado o asfixiada por el líquido ponzoñoso.
El Ángel 2 a una distancia no muy lejos conversa con otro periodista, la guerra ya está declarada le dice el Ángel 2 al periodista. Cómo así, se sorprende éste, a lo que el Ángel 2, le empieza a aclarar la estrategia enemiga: son dos facciones mafiosas y resentidas que quieren ver caído al gobierno del chotano.
EL SUEÑO SE INTERRUMPE POR UNA PATADA EN LA NALGA
Mario Angulo Huamán, se despierta justo en estos momentos que le iba aclarando algunos detalles al periodista. Eran ya las dos de la mañana. Se levanta de su cama, agarra un vaso y lo llena con agua fresca, cloc, cloc, cloc, lo vacía el contenido de agua en su garganta en un segundo. Apaga la luz del comedor, cada vez más se siente resecado, pero también le aplasta cada vez más el sueño.
Se acuesta otra vez; su mujer hace horas continúa estática en la cama, seguramente también soñando otras realidades de este mundo odioso e hipócrita. Seguro el trabajo rudo y pesado del día le cansó a Mario Angulo Huamán. Ni bien se acostó, los ronquidos de la mujer y el marido hacen el ruido entre cruzado e inconsciente del sueño en el oscuro cuarto.
Cerca a palacio de gobierno el escenario se pintaba cada vez más con mayor sorpresa. Mario Angulo Huamán, esta vez su visión de mirar ángeles se clarifica mucho más y renueva su conversación de las dos facciones que le iba contando al periodista.
El periodista intenta hacer algunos ejercicios de inferencia y le argumenta al Ángel 2 de la coyuntura que el país viene pasando. Esas dos facciones que usted me vas explicando – le dice al Ángel 2-, ya el Perú entero les conoce quiénes son… ellos son-le corta y le adelanta el Ángel 2-, el fujimorismo de la extrema derecha y el cerronismo de la extrema izquierda.
Ninguna de estas dos facciones -argumenta el Ángel 2-, tienen futuro político, pero ensayan ambos, proyectos ambiciosos: Keiko, que representa el fujimorismo de la derecha, es la política más resentida del Perú, no aceptó su derrota electoral, y como tal seguirá su intento de ver vacado al chotano.
El periodista hace algunos apuntes de la conversación que va sosteniendo con el Ángel 2, a lo que vuelve con toda carga a decir: lo mismo pasa con Vladimir Cerrón, que pensó tener ya la puerta abierta para incursionar su doctrina castrista en el país cuando ganó su partido político.
Pensó hacer del chotano el muñeco manejable o el simple pelele de la política. No pudo -sigue explicando el Ángel 2-, y al parecer no podrá, por ello ya decidió unirse con el mismo diablo, es decir, con la derecha extremista y el fujimorismo oportunista, para vacarlo al chotano que pensó que le iba a manejar.
Mario Ángulo Huamán, siente una fuerte patada en su nalga. Era la fuerza de su mujer que despierta insatisfecha de su sueño, así como durmió también insatisfecha por el cansancio de su marido que no le tocó un solo segundo, absorbido por el cansancio físico y que solamente su inconsciente estuvo ágil y fuerte para dar paso al sueño que llegó a su fin por la fuerte patada que recibió en su nalga por la reacción descontenta de su mujer.