El director del Instituto de Desarrollo Socioeconómico, Econ. Roger Grandes Ríos en un artículo publicado de Prospectiva 250-2024, denominado “Las dos caras de la pobreza”, sostiene que, en el departamento de Loreto, la pobreza sigue en una línea de tendencia marcadamente creciente y su nivel de comportamiento es cercanamente igual al 2012, a pesar que en estos años las inversiones públicas treparon gastos a ritmos mayores.
En el 2023, la pobreza marca una cifra de 43.5 por ciento atrapando a 458 mil personas que no logran alcanzar los S/ 244 por mes (línea de pobreza para selva urbana) que representa el gasto para mantener un mínimo de productos en la canasta básica de alimentos. Respecto al año 2022, el número de pobres se incrementó en 42 mil personas, al finalizar el 2023 pintando el rostro de ciudadanos con mayor angustia y una lucha diaria para mantener sus condiciones de vida.
Refiriéndose a la publicación de los datos del rostro de la pobreza en el Perú en 2023 señala que, este revela las contradicciones de nuestro Perú, cuyos titulares de la acción no terminan por entender que su principal tarea es estabilizar al paciente crítico para garantizar que sus dos principales arterias, el político y social, fluyan confianza y seguridad.
Desde hace 8 años consecutivos con la llegada a la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski (2016), la pugna por alcanzar el poder político y económico, es un constante enfrentamiento entre el legislativo y ejecutivo que están poniendo en peligro permanente a nuestro país con el consecuente advenimiento de una sociedad dividida en territorios marcados por la informalidad, las actividades ilícitas y delictivas, y la creciente corrupción en todos los niveles del Estado, poniendo en jaque el futuro de los jóvenes sin que se escape del riesgo los que se encuentran fuera del mercado laboral, ya sea por límite de edad o porque no lograron superar las barreras de acceso a un puesto de trabajo; este grupo se encuentra en la más absoluta vulnerabilidad de ingresos y de seguridad social.
El rostro de la pobreza en el Perú de hoy, es de 29 por ciento, 1.5 por ciento mayor que los alcanzados en 2022, atrapando en la orfandad monetaria a 9.78 millones de personas que no logran superar el límite del gasto para cubrir su canasta alimentaria básica.
En esta línea de tendencia, se observa un marcado crecimiento de la pobreza desde 2021, y al mismo tiempo una mayor presencia de las intervenciones públicas en la ejecución de inversiones para incrementar el stock de capital para que las poblaciones tengan acceso a los servicios básicos con mayor oportunidad y de calidad.
El acumulado de las inversiones por los tres niveles de gobierno fue de s/4,222 millones (2021-23), de los cuales la participación del Gore Loreto representó el 46 por ciento financiados básicamente por los recursos del FONCOR y del fideicomiso constituido por la eliminación de beneficios tributarios. Ricos en recursos financieros y pobres en gestión de desarrollo y cambio social, mostrando su verdadero rostro de ineficiencia en la priorización de inversiones desde que se instaló la descentralización con la elección popular de nuestros representantes territoriales con autonomía política y financiera.
En Loreto, desde el 2003, con la elección popular de alcaldes y gobernadores, hasta abril de 2024, las inversiones públicas acumuladas fueron de s/14.4 mil millones y los resultados se encuentran pintados en la pared de la realidad: anemia, DCI, logros educativos, la informalidad laboral, la inseguridad ciudadana, las actividades económicas ilícitas y delictivas, la corrupción, el descontento social y la migración del campo a la ciudad no tienen control. El enemigo número uno no solamente es la pobreza, también se encuentra en ese nivel la debilidad institucional y su incapacidad de generar confianza y gobernanza territorial. Las dos caras de la pobreza. Fuente: Prospectiva Amazónica.