La educación tiene que ser una política nacional prioritaria. Caminando por las calles urbanas y las comunidades rurales, necesariamente se encuentran personas adultas que no han tenido la oportunidad de pisar una institución educativa. Pero, preocupa aún más, que niños estudiantes no muestren signos de adecuados niveles de formación educativa, fundamentalmente en la lectura, mucho menos en la escritura. Aquí se confirma que “diversas investigaciones coinciden en señalar que dos de los problemas más importantes continúan siendo la inequidad en el acceso y la baja calidad de la educación. Por ejemplo, a pesar de que la cobertura a nivel de educación primaria llega al 96,1%, ésta se reduce hasta 85% en educación secundaria, y baja inclusive hasta el 62% en educación inicial; peor aún, diferenciando por severidad de pobreza, se aprecia que la cobertura en educación inicial es aún critica en el caso de la pobreza extrema, llegando apenas al 43%. Por otro lado, solo una pequeña proporción de los estudiantes logra alcanzar el nivel de aprendizaje suficiente en matemáticas (15,1%), y comprensión de lectura (9,6%) que corresponden al grado que cursan” (Google).
La situación es muy seria, tomando en cuenta que cada ciudadano merece el mismo trato y oportunidad. Algunos gobernantes lanzan irresponsablemente informaciones de grandes logros en educación y hasta se atreven anunciar con exagerada pomposidad la eliminación del analfabetismo, cuando el tiempo devela otra realidad. “A nivel internacional, el Perú ha participado en diferentes pruebas. Cabe destacar las pruebas PISA del 2000 y 2009; las cuales evalúan las áreas de comprensión de textos, matemáticas y ciencias, y se aplica a los estudiantes de 15 años de edad. De acuerdo a las pruebas PISA 2009, el Perú se ubica en el puesto 63 en comprensión de textos y matemáticas, y en el puesto 64 en ciencias, de un total de 65 países” (Google). Es decir, simple y llanamente la situación no es grave, sino, súper y extremadamente grave, porque adornamos vergonzosamente los últimos puestos en todo.
¿Qué nos dicen aquellos gobernantes nacionales y regionales ante esta triste realidad?
¿Por qué hunden la cabeza y la lengua?
¿Este es el efecto de los lujosos textos a todo color de ciento cincuenta nuevos soles el ejemplar que se obliga indirectamente comprar a los estudiantes?
Dejemos de maquillajes en la educación. Bajo el principio de cero discriminación, todos los ciudadanos, indistintamente del lugar de su residencia (Costa, sierra, selva, urbana, rural), deben recibir en lo posible, similares oportunidades en educación; es decir, el 100% de estudiantes debe leer y escribir perfectamente. No hay ninguna justificación para no cumplir con esta actividad.
La lectura es la llave que facilita a la persona tocar las puertas del éxito. La lectura rompe las mallas que obstaculizan la visualización clara del mundo infinito.
¿Por qué son pocas personas, las minorías, las que alcanzan prosperidades con la educación, con la lectura?
¿Por qué no brindamos a todas las personas similares oportunidades?
Dejemos de practicar fantasiosas educaciones y aterricemos en educaciones aplicadas, al alcance de toda la humanidad. No solo es saber leer, sino hacer que la lectura se convierta en un necesario hábito de vida.
Hay que sacar el velo que tapa los ojos de las personas, para que ellas también vean la hermosa luz de la sabiduría.