Un análisis al criterio académico de los estudiantes
Durante estos dos últimos años tuve la oportunidad de conocer a estudiantes de marketing y administración de empresas de varias universidades con quienes vengo compartiendo enseñanzas y experiencias profesionales, la educación en todo sentido debe estar enfocada a desarrollar talentos – también disruptivos – para el mundo empresarial y para la generación de ideas y sus respectivos planes de ejecución, sobretodo en marketing, debido a su gran importancia que ha venido tomando para las empresas y las marcas, no solo a nivel global sino que es una carrera que empieza a ser demandada en el ámbito regional, los mercadólogos toman decisiones cruciales y estas decisiones llevan a las organizaciones por diferentes horizontes, pensando siempre en las necesidades y deseos de sus consumidores.
No obstante, desde el punto de vista académico, algo latente que no deja que estudiantes avancen y sean realmente grandes generadores de ideas y propuestas, todavía sigue siendo su zona de confort; aquello que los mantiene quietos porque realmente les gusta estar como están… inmóviles adaptadores de resultados cortoplacistas, pero no solamente porque tenemos un factor cultural de conformismo, sino porque simple y llanamente nos hemos encapsulado en tomar nuestras decisiones desde un solo lugar. En clase sucede siempre esto: cuando prefieren explicarlo pero no lo pueden plasmar en una hoja de papel, la redacción (y hasta la ortografía) quedan un plano inferior, cuando consideran que la investigación no tiene tanta importancia porque no están acostumbrados a recopilar datos o usar el internet de diferente forma, cuando se les pide hacer uso de su propio criterio para el análisis de ciertos escenarios, cuando se aplica la casuística y no dan realmente con la esencia de los problemas que se debe solucionar, el hábito de la lectura se vuelve cada vez más una utopía para los jóvenes; todos estos puntos débiles son el pan de cada de día en los claustros académicos.
Cada vez que cito a un autor en mis clases, sugiero siempre que ellos busquen y puedan enterarse por sí solos, pero ese compromiso todavía no está en sus planes, es por eso que necesitamos mejorar. No solo se trata de leer a Kotler o Arellano, sino también a Kevin Roberts, a Porter, a Seth Godin y a muchos otros autores que nos pueden ayudar a observar otros horizontes. Sin embargo, nada de lo que podamos leer necesariamente se hará realidad sino vamos intentando en el camino, en ninguna de las ediciones encontraremos una sola clave del éxito debido a la dinámica del entorno, tenemos que adaptar nuestras decisiones a las exigencias del mercado, de nuestro propio mercado. La calidad académica empieza por la propia voluntad de un alumno en pensar en un problema y empezar a buscar las formas que sean necesarias para solucionar dicho problema, luego viene el plan de negocios, aún es complicado verlo de esa forma, insisto que la prospectiva es una ciencia que debe empoderarse mucho más, desde los colegios hasta las universidades en pregrado y posgrado, no hay nada mejor que anticiparse a los cambios o mucho mejor… provocarlos si fuese el caso.
La Universidad del Pacífico en el 2012, sacó una publicación del Perú llamado “Cuando despertemos en el 2062 – visiones del Perú en 50 años”, realmente fascinantes escenarios que grandes expertos pudieron descifrar y plasmar en esta edición que todos los estudiantes deberían de enterarse y familiarizarse, ya que implica saber y aprender sobre las probables realidades que se avecinan para el Perú, como la economía de nuestro país y sus fluctuaciones en cuanto al crecimiento poblacional, el cambio en las empresas y su relación con sus clientes que irán determinando las nuevas formas de consumo y la generación de nuevos productos y servicios, los factores climáticos (como por ejemplo el documental de Nat Geo que lanzó el domingo pasado “Antes de que sea tarde”) tan vitales para un desarrollo sostenible verdadero y, demás puntos importantes que son clave para dilucidar los panoramas que podrían llevarse a cabo en un lapso bastante considerable en nuestro país.
El nivel tiene que mejorar, los otros actores de esta obra que en este caso somos nosotros los profesores, tenemos que despertar esa motivación de nuestros estudiantes, aflorar ese compromiso de aprender y desaprender, partiendo de la ética en los negocios y las buenas prácticas que nos pueden llevar a ser grandes profesionales. No sintamos miedo de fallar, más bien le debemos temer a no intentarlo; confío en que iremos mejorando.