Tres invenciones europeas fueron decisivas para el inicio de la actividad cauchera en la amazonía. La primera, la invención de la máquina a vapor y su introducción a los ríos a mediados del siglo XIX, la invención del proceso de vulcanización del caucho y la cámara y cubiertas neumáticas . Fue en 1839 Charles Goodyear, “un enfermizo inventor, en una tienda pueblerina de Massachussets, por casualidad rozó una mezcla de goma y azufre con la tapa de una estufa caliente viéndola solidificarse como cuero” .
Si bien es cierto, el periodo cauchero, que abarcó entre los años 1860 hasta 1920 aproximadamente, no afectó tan críticamente a los pobladores nativos de la región San Martín como a las actuales Loreto y Ucayali (la provincia más cercana que fue afectada fue Alto Amazonas en donde se encuentra la ciudad de Yurimaguas), se dio nacimiento allí a uno de los hombres más significativos para esta industria: Julio César Arana, un riojano que llegó a convertirse en un despiadado barón del caucho, con un enorme reino en naciones indígenas ubicadas en el trapecio amazónico, espacio geográfico en el que comparten límites Colombia, Perú y Brasil, lugar que además, tras una conflagración, en el gobierno de Augusto B. Leguía, fueron entregadas a Colombia.
A la región San Martín su geografía y el accidentado curso de los ríos, aportó a que no sea una de las regiones más afectadas por esta industria salvaje. El curso del principal río, el Huallaga, se encuentra en parte de su recorrido, en la provincia de San Martín entre los poblados de Shapaja y Achinamiza, constantemente asediado por rápidos, que imposibilitan un decurso sin problemas. “La explotación del caucho trajo consecuencias insospechadas hasta entonces, la migración interna y la colonización de diversas zonas de montaña, donde pocos se habían aventurado antes. Con la extracción de la goma fue necesario establecer zonas agrícolas para abastecer a los asentamientos. El Gobierno fomentó esta migración y corrió con parte de los gastos de los pasajes, manutención temporal y con semillas para quienes fueran a las zonas señaladas. La peruana fue superior en número a la inmigración extranjera y se desplazó principalmente de Rioja, Chachapoyas, Tarapoto y Moyobamba” . Es decir, si bien es cierto no se estableció una cultura extractiva del caucho a gran escala en San Martín, sí existió una inmigración importante hacia las zonas caucheras.
Es por eso tal vez que Arana, tras encontrarse en Tarapoto y Lamas (“un pueblo olvidado de seis mil habitantes sobre el río Huallaga donde abundaba el caucho” ), decidió trasladarse hasta Yurimaguas, de donde finalmente partió hasta Iquitos, lugar desde el que la comunicación con Manaos, el reino esplendoroso del caucho, era fácil, por lo que no tuvo problemas para digitar desde esa ciudad su imperio.
El caucho, vivió una crisis definitiva tras el descubrimiento del caucho sintético en la década de los años 20, pero en la Segunda Guerra Mundial vivió una nueva época de auge entre los años 1942 y 1945 .