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El diagnóstico ya está en nuestras manos: Ahora debemos comunicar para sensibilizar

San Martín necesita un trabajo articulado entre instituciones, comunidades indígenas y autoridades locales para enfrentar los impactos acelerados del cambio climático.

El especialista de comunicaciones del SENAMHIJosé Ochoa Montero, explica que los últimos estudios desarrollados en comunidades indígenas de San Martín —como parte del Proyecto ENANDES— permitieron establecer un vínculo directo y productivo con pueblos originarios ShawisAwajún y Quechuas. Durante las visitas a localidades de la provincia de El Dorado, especialmente en el distrito de San José de Sisa, el equipo identificó una fuerte demanda de información climática por parte de comunidades cuya economía depende de cultivos sensibles como el cacao.

José Ochoa Montero

En el centro poblado Copal Sacha, por ejemplo, donde funciona la iniciativa Choco Warmi, integrada por mujeres indígenas dedicadas al cacao, una de las preocupaciones más recurrentes fue entender la relación entre el cambio climático y el comportamiento actual de sus cultivos. “Para estas comunidades, el cacao no es solo un producto, es la base de su vida socioeconómica”, explica Ochoa. Por ello, el SENAMHI acompañó un estudio realizado por el colegio Manuel Seoane Corrales, con el fin de combinar el conocimiento técnico con los saberes tradicionales y responder qué está ocurriendo con un cultivo fundamental para su subsistencia. Otras comunidades mostraron inquietudes similares, pero centradas en productos como el maíz amarillo duro o el café, según su actividad principal.

Los hallazgos revelan que cultivos como el cacao dependen de rangos muy específicos de temperaturaaltitud y humedad. Sin embargo, cuando estos valores se alteran —por ejemplo, cuando una zona acostumbrada a un promedio de 26 °C empieza a experimentar 28 °C o 29 °C, o cuando disminuye el volumen de lluvias esperadas—, la necesidad hídrica del cultivo cambia y esto puede favorecer la aparición de plagas o insectos. “El proyecto nos permitió identificar cómo fenómenos como las olas de calor, friajes, inundaciones o lluvias intensas afectan no solo a las personas, sino a sus medios de vida”, precisa el especialista.

Con esta información procesada, el siguiente paso es asegurar la sostenibilidad de la participación de las comunidades. Para ello, el SENAMHI ha implementado grupos de WhatsApp donde líderes y representantes técnicos de los pueblos ShawisAwajún y Quechuas reciben alertas e información climática. Antes, fueron capacitados para interpretar indicadores atmosféricos y para traducir cifras técnicas  – como los milímetros de lluvia – a ejemplos claros y aplicables a su realidad. “La clave es adaptar la información a su lenguaje, a su territorio y a sus necesidades, porque cada comunidad enfrenta desafíos distintos”, señala Ochoa.

El especialista subraya que el cambio climático ya está aquí y exige convivir con transformaciones que avanzan rápidamente. En San Martín, el SENAMHI elaboró un perfil de escenarios climáticos al 2050, que indica un probable aumento de 2.2 grados en la temperatura promedio si continúan prácticas como el uso indiscriminado de hidrocarburos, la tala y el tráfico de madera. Esto tendrá impactos directos: zonas actualmente aptas para cacao podrían dejar de serlo en pocos años, y fuentes de agua como quebradas que alimentan cultivos ya muestran una disminución notable en su caudal.

Frente a esta realidad, Ochoa destaca la urgencia de campañas de comunicación sostenibles que permitan sensibilizar a la población. Las escuelas han sido un punto clave: estudiantes de primaria y secundaria identificaron problemas reales vinculados al cacao, al maíz y a la crianza de animales. “Una vaca expuesta a temperaturas elevadas sufre estrés, produce menos leche y crías más débiles; incluso la calidad de la carne cambia. Estos conceptos deben incorporarse desde la escuela”, afirma. Para asegurar continuidad, el SENAMHI ha firmado acuerdos con instituciones como Codepisam, buscando que este trabajo no quede aislado.

Aunque reconoce que la inestabilidad política complica la ejecución de proyectos de largo aliento, Ochoa insiste en que el SENAMHI, como servicio nacional, trabaja para todos: grandes exportadores, pequeños productores y pueblos indígenas. “Ellos pueden ser estadísticamente pequeños en territorio o producción, pero su importancia es enorme”, recalca.

Finalmente, sostiene que en San Martín las decisiones deben tomarse de manera conjunta y basada en información confiable. Espacios como las mesas técnicas agroclimáticas, donde participan SENASA, la Dirección Regional de Agricultura, el IIAP y otras entidades, son cruciales. “Si sumamos esfuerzos y dirigimos los servicios a todas las poblaciones – no solo a los grandes productores – podremos enfrentar el cambio climático con mejores resultados. Aquí necesitamos la participación de todos.”

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