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martes, abril 15, 2025
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¡El grito de Tarapoto!

Por Willian Gallegos Arévalo

Nos encontramos viviendo momentos terribles en el país. La crisis social, moral y política no es para menos. La corrupción nos intoxica y la respiramos permanentemente. Los malos políticos, además de sus impunidades, continuarán con sus latrocinios a menos que los peruanos les digamos que ya es hora que dejen sus tropelías. El país ya se merece un cambio y que los valores que nos enseñaron en la escuela se recuperen y prevalezcan ante su distorsión por los falsos apóstoles de la modernidad donde la competitividad sin ética e inmisericorde es el paradigma de nuestras vidas. Hoy, el espíritu de la solidaridad se ha reemplazado por el interés personal y al lucro incesante como señal de éxito. No nos interesa el sufrimiento de los otros. Los malos políticos seguirán destruyendo a este país hermoso. ¡Es una obligación moral y cívica descartar a los malos políticos!

En realidad, no se trata de destruir a nadie, sino que todos cumplamos nuestros roles y responsabilidades. Y estos compromisos deben partir cuando cada uno de nosotros los asumamos con convicción, entereza, valentía y no abdicar. Recuperar la democracia y la decencia en nuestro país requiere coraje y esta nefasta etapa que estamos viviendo es porque todos nos hemos acobardado. ¡Peruano! ¡Ya es hora que despierte lo mejor de tu conciencia! ¿Dónde quedó tu himno? ¡Sindicalista: ¿tan pronto olvidaste tus luchas?! No es el momento para cobardes. Vencer el desasosiego y conformismo requiere despercudirnos de las fatuidades de los fanáticos, quienes serán los primeros en oponerse a la causa hermosa de recuperar la decencia en el país.

¡Peruanos! ¡Es hora de abrir los surcos para sembrar las semillas de la sana rebeldía y cuyos frutos nos lleven a esos escenarios en donde todos vivamos dentro de la armonía y concordia que da el respeto y el amor por todos! ¡Ya no los políticos desvergonzados, casi analfabetos y rufianes! Que los políticos sepan que les dimos la oportunidad para que trasciendan por sus liderazgos, y no para enriquecerse y construir sus privilegios. ¿Dónde quedaron esos luchadores sociales que decían velar por el interés común? ¿Dónde están esos aventureros que besaban a las ancianitas, cargaban a los niños y sonreían abierta y exultantemente? ¿Dónde quedó la cultura del mérito y el buen desempeño?

¿Dónde están los Colegios Profesionales que, olvidándose de sus deontologías, se interesen por la política y por los problemas de la gente? ¿Desde cuándo lo técnico está reñido con la política? El Grito de Tarapoto tiene el propósito de despertar la conciencia ciudadana para democratizar el país, crear cultura y seguridad, no permitir que la mediocridad se enseñoree y que el bien común nos permita el disfrute compartido de los bienes comunes dentro del ambiente de la plena libertad. El Grito de Tarapoto recusa las posiciones de los falsos moralistas, a los pseudointelectuales, a los periodistas y comunicadores venales y a los hipócritas estoicos. El Grito de Tarapoto es ajeno a todo fanatismo, que les permite a los incondicionales encubrir a sus delincuentes. ¡Tarapotinos: tenemos tareas que realizar! ¡La hora de la lucha ha llegado! “Solo la Verdad nos hará libres”. (Comunicando Bosque y Cultura).

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