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viernes, junio 13, 2025
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El IIAP lidera la restauración de zonas degradadas por minería aurífera en Madre de Dios

En 2025 se dio inicio al proceso de recuperación de 60 de las 250 hectáreas contempladas en la primera fase del proyecto, mediante acciones como el cultivo de alimentos, la piscicultura y la producción de bioabonos.

El Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), entidad adscrita al Ministerio del Ambiente, ha iniciado en 2025 el proceso de recuperación de 60 hectáreas de suelos degradados en Madre de Dios, como parte de un ambicioso plan que busca devolver la vida a ecosistemas devastados por la minería aurífera y construir alternativas económicas sostenibles para las comunidades locales. Esta superficie representa el 25 % de las 250 hectáreas contempladas en la primera fase de intervención.

El proyecto, con una duración de un año, tiene como objetivo principal la recuperación integral del entorno natural afectados por la minería aurífera y la reactivación de las economías familiar y comunal, mediante la generación de oportunidades productivas sostenibles que no dependan de actividades extractivas.

Hasta el momento, unas 100 familias de comunidades como Sol Naciente, Alto Libertad, El Pilar, San Jacinto y Villa Santiago ya se benefician con módulos de piscicultura, horticultura tecnificada, crianza de aves menores y producción de bioabonos. Se proyecta que sus ingresos aumenten en al menos un 30 %.

La estrategia de restauración incluye la siembra de leguminosas que fijan nitrógeno y regeneran el suelo, alcanzando hasta 23,9 toneladas de biomasa por hectárea. Esto ha permitido incrementar la materia orgánica del suelo en más de 1 200 % y reducir la temperatura superficial en hasta 20 °C.

Espejos de agua

Otro componente clave del plan son los “espejos de agua”, enormes pozas mineras abandonadas de más de 10 metros de profundidad. El IIAP evalúa su uso para cultivos de peces en jaulas flotantes, priorizando especies como el paco y la gamitana, que presentan menor acumulación de mercurio. Estas acciones se respaldan en estudios de batimetría y análisis químicos.

Se calcula que cada año la minería aurífera vierte unas 180 toneladas de mercurio en promedio, contaminado suelos, árboles, cultivos y peces, y la recuperación del ecosistema tomará décadas.

Pese a ello, hay señales de esperanza. En lugares donde antes solo había arena y cascajo hoy brotan nuevas plantas. “Trabajamos para devolver vida a los ecosistemas afectados y ofrecer alternativas productivas sostenibles a nuestras comunidades”, afirmó Ronald Corvera Gomringer, director regional del IIAP en Madre de Dios.

Este esfuerzo va más allá de la restauración ambiental. Es una apuesta por un modelo de desarrollo que prioriza la sostenibilidad y rompe la dependencia del oro como motor económico, promoviendo un nuevo pacto entre la sociedad y la Amazonía.

 

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