Se nota en las historias de vida que comienzan con una sonrisa de alivio y terminan con la alegría de ver a un bebé sano.
En el Perú cada parto exitoso es en gran medida el resultado de años de estudio, experiencia y una ética profesional que prioriza la salud, el respeto y la dignidad de la mujer.
La obstetricia enfrenta una diversidad geográfica y social. En zonas rurales barrios urbanos y grandes hospitales los obstetras adaptan su cuidado a realidades distintas, siempre con una vocación de equidad brindar acceso a una atención de calidad, respetando las particularidades culturales y económicas de cada mujer.Sus manos entrenadas para detectar lo mejor y lo más complejo en el camino del embarazo son una guía constante para madres y padres que sueñan con impacto seguro y digno.
La labor de la obstetra va más allá de las consultas médicas, es escuchar con paciencia, identificar riesgos antes que se conviertan en urgencias y brindar una atención compasiva en cada etapa desde la atención prenatal con controles que monitorean el crecimiento y la salud de la madre y el bebé, hasta el parto donde la experiencia y la calma de la obstetra pueden marcar la diferencia entre un nacimiento tranquilo y uno más desafiante.
Los obstetras del Perú vienen asumiendo retos desafiantes dentro de la gestión pública con un enfoque salubrista siempre al servicio de los que más necesitan.



