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lunes, abril 21, 2025
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Ella NO quiere una FLOR, sólo quiere que NO LA MARCHITEN

“A mi madre la mataron, mañana puede ser alguien que amas”:  

A María Alvarado le prendieron fuego un día después de Navidad, en 2019, dentro de la habitación que compartía con su agresor en Rioja. Leoncio Daza Tejada, el feminicida, le roció diésel de madrugada, mientras dormía, y luego pulsó un encendedor. 

Aunque fue trasladada al Hospital de EsSalud de Tarapoto, María (madre de tres hijos) no resistió al ataque. Según los médicos, el 90% de su cuerpo presentaba quemaduras de segundo y tercer grado. Falleció tras dos días de agonía. 

Daza, intentó darse a la fuga. Ahora, dos años y medio después de cometer el crimen machista, pasa sus días recluido en el penal de Moyobamba, con una pena privativa de 28 años, pese a que hubo dos agravantes para que fuera condenado a cadena perpetua. 

Contra la violencia en todas sus formas 

“El caso de mi madre puede ejemplificar que los operadores de justicia en provincia son poco empáticos -dice Idaly Fernández, integrante de “Familias Unidas por Justicia: Ni una asesinada más”, un colectivo que abraza a madres e hijas de víctimas de feminicidio-. Lograr que el agresor llegue a la cárcel fue difícil, pero uno en estos casos tiene dos opciones: o se sienta a llorar o se pone en pie para la lucha”. 

Idaly devino en activista en medio de ese camino por obtener justicia. Tuvo que desplazarse con sus dos hermanos menores ante las amenazas de muerte que llegaban a su celular. Aun ahora debe caminar con recelo por las calles de Lima. 

“Pese a todo, el colectivo al que pertenezco me ha brindado contención compartimos el mismo dolor, estamos pie con pie. Sé que mi mamá no va a volver nunca, pero sí puedo contribuir a que ninguna más pase por eso”. 

Procesos diligentes en la justicia 

La consigna en este día y todos los días, es reclamar una vida libre de violencia, pero sobre todo procesos diligentes con sanciones ejemplares que no permitan repetir casos como el de Leslie Valeria, asesinada en pandemia en Tingo María y cuyo feminicida sigue en libertad. El caso estuvo a punto de archivarse ante la remoción de al menos cinco fiscales, aunque el colectivo intervino para que el proceso no desista. 

Se demanda adecuar los protocolos de atención y políticas para erradicar la violencia endémica. “A veces optamos por quedarnos como espectadores, aunque el feminicidio no tiene límites ni condición económica. La violencia machista, lamentablemente, no se detiene. A mi madre la mataron, mañana probablemente sea la tuya o alguien que amas”, continúa Idaly. 

Las cifras son demoledoras. 

Solo en este semestre se registraron 5805 casos de violaciones sexuales, un promedio de 32 por día, según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. 

También se reportaron 7,762 denuncias de mujeres desaparecidas, de las cuales 4,075 aún no han sido localizadas. El Centro de Emergencia Mujer (CEM), en tanto, atendió 117,560 casos de sobrevivientes de violencia física, sexual, psicológica y económica en 2022. Y desde el 2018, al menos 670 mujeres han sido asesinadas por sus parejas. 

El caso más reciente es el de la turista mexicana Blanca Arellano, presuntamente ultimada por su pareja, un estudiante de Medicina al que también se le acusa de tráfico de órganos. 

Si bien este es un flagelo que tiene sobre todo rostro de mujer, las diversidades son igualmente objeto de la violencia machista: las mujeres agredidas por el hecho de ser mujeres, en el caso de los feminicidios; y por su orientación sexual. 

Cifras de terror: Si uno se para un minuto a pensar en esto, es un número impactante 

«Los feminicidios son una emergencia de salud pública» 

Entre 2012 y 2021, el Ministerio Público identificó 88 crímenes de odio. La mayoría de las víctimas eran homosexuales (55,8%) y mujeres trans (36,4%). 

Los feminicidios constituyen una emergencia de salud pública y deberían comenzar a tratarse como tal si se quiere por fin atajar este problema global, asegura la directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, Anita Bhatia. 

«Hay tanta violencia doméstica y tanta violencia contra las mujeres que el mundo de alguna forma lo ha normalizado y no reacciona con el horror que esto merece», que ve necesario buscar formas «creativas» de llamar la atención sobre este drama. 

«Si algo te está matando, eso es una emergencia sanitaria», insiste para pedir que también desde el punto de vista de la salud se puedan aportar recursos para combatir la violencia machista. 

Según datos presentados por ONU Mujeres, un 56 % del alrededor de 81.000 mujeres y niñas asesinadas en 2021 en todo el mundo murieron a manos de sus parejas o de otros familiares. 

«Puedes tener las mejores leyes, pero si no se aplican no valen para nada, así que hay que centrase en la rendición de cuentas y la implementación», señala.

En ese sentido, se convierte en una necesidad, la creación de tribunales especiales para violencia de género como uno de los instrumentos que ha demostrado funcionar mejor al acelerar los procesos y llevar a los responsables ante la Justicia sin retrasos. 

«Es importante que los países consideren mecanismos especiales, tribunales especiales, fiscales especiales y envíen una señal muy importante de que hay tolerancia cero contra el feminicidio y la violencia contra las mujeres. Pero lamentablemente esto no pasa en muchas partes del mundo», apunta. 

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