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martes, mayo 28, 2024
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En estos momentos nuestra vida no vale nada

Los peruanos tenemos muchos motivos para celebrar y tener algo de orgullo sano. Tenemos la idiosincrasia peculiar de cada región de las tres zonas diferentes: Costa, Sierra y Selva.  

En cada uno de estos lugares la gente se mueve en post del sentir colectivo de cada pueblo: sus costumbres, sus proyectos, sus afanes, sus visiones de crecimiento; pero sobre todo también se mueven al acecho de la galopante delincuencia.  

Las ciudades de la Costa no están libres de las permanentes migraciones de extranjeros, la Sierra igual, la Selva cada vez más se puebla de esta gente migrante.  

El Dpto de San Martín, con sus 10 Provincias es testigo permanente de ver caras diferentes todos los días. Quedó atrás la época donde todos nos conocíamos, sino el nombre, por lo menos las fisonomías que ya nos eran familiares por el roce consuetudinario en la vida social.  

En las 10 Provincias hoy te cruzas cada día con un extranjero; convivimos con los extranjeros. Tarapoto es testigo de esta convivencia. Están en diferentes calles, sino mendigando, robando o haciendo de malabaristas.  

Los asaltos, muertes y robos que se dan en la ciudad de Tarapoto no es producto de la modernidad, es consecuencia del abandono de sus gobiernos del país de origen como Venezuela y Colombia; es producto también del poco o ningún control por parte de nuestras autoridades para controlar la llegada de migrantes a nuestras ciudades del Dpto de San Martín.  

Solicitar el DNI a un ciudadano y su carnet de migraciones a un extranjero, no debe limitarse solamente a esta diligencia por parte de las autoridades policiales, pero aun cuando ese ciudadano peruano o extranjero no se identifica con ningún tipo de documento. Reitero, que no debe ser suficiente el hecho que lo presenten tales documentos.  

Recuerdo hace ya muchos años, caminábamos con mi hermano en la plaza de Sisa al acecho de una noche totalmente oscura y fría, distrito de aquél entonces de la Provincia de Lamas, hoy Capital del Distrito de San José de Sisa y Provincia de el Dorado. Le acompañé a mi hermano que iba con su memorándum a instalarse en una plaza magisterial en ese lugar. De repente de improviso se nos acercó un agente policial.  

El agente tenía grabado la imagen y el rostro de cada ciudadano sisino. Nos identificamos como tales no solo como ciudadanos comunes y corrientes, sino también nuestra documentación a la actividad que nos dedicamos.  

Esto si el ciudadano peruano o extranjero no lo demuestra por propia voluntad, debe pedir la autoridad respectiva y tenerlo en la mira un tiempo respectivo para comprobar los hechos en la práctica lo que en teoría lo dicen los documentos.  

Hoy con la alta tecnología que tenemos estos datos de identificación y comprobación del mismo se vuelven no solo inmediatos sino también seguros como que el mundo en nuestras manos con la alta tecnología se vuelve tan pequeño.  

Atrás quedó la frase de Ciro Alegría de que el “mundo es ancho y ajeno”. Ya no es ni ancho ni ajeno. El mundo es tan pequeño y de fácil ubicación y comprobación de datos de un ciudadano y la actividad de cada persona natural o extranjera.  

DEBE HABER UNA LEY CONTRA MALOS POLICIAS, FISCALES Y JUECES  

Lima y Callao y Arequipa están a punto de ser declaradas en emergencia. Ya los ciudadanos no soportan más. Ya se perdieron la seguridad y lo más apreciado del alma, ya se perdió la tranquilidad, la paz y el sosiego en las ciudades.   

Mientras tanto el gobierno sigue peleando, quitando y poniendo a nuevos jefes en las direcciones de comando de la policía, en los ministerios y la delincuencia se aprovecha de esta inestabilidad de autoridades en el cargo para hacer de nuestras ciudades grandes o medianamente grandes como ciudades de nadie, donde el ciudadano y los negocios están al acecho de la delincuencia.  

Ya lo dijo una ex autoridad y ex candidato presidencial que “EN ESTOS MOMENTOS NUESTRA VIDA NO VALE NADA”. Si a esta abominable delincuencia no le ponemos fin, seguramente estas expresiones se agudizarán y cada uno viviría a salto de mata.  

Para que esto no ocurra urge el trabajo inmediato de los congresistas. En vez de estar ellos también cual delincuentes al acecho de la permanente vacancia, lo inmediato que deben consensuar es aprobar una ley rígida y fuerte contra malos policías, fiscales y jueces, que probablemente venden su dignidad y su cargo a las mafias y a la delincuencia, pues a pocas horas o días están libres como si no hubiera pasado nada.  

Deben consensuar para su aprobación asimismo una ley rígida contra la delincuencia de todo calibre: asaltantes, violadores, ladrones y asesinos. Una ley ejemplar de por vida, y si la delincuencia tiene otro color a nivel de funcionarios, también la misma pena. Solo así algo se puede recuperar la paz y la tranquilidad en nuestras ciudades lo que nunca se debe haber perdido.  

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