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miércoles, mayo 21, 2025
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«Entre el Crecimiento y el Colapso: San Martín y sus ciudades sin planificación, sin rumbo»

«Barrancos que se tragan casas, lotizaciones sin agua, alcantarillas ni energía eléctrica”

Por Beto Cabrera Marina

La ciudad crece. No hay duda de ello. En Moyobamba, como en Lamas, Juanjui, Yurimaguas, Picota o los distritos de Nueva Cajamarca y La Banda de Shilcayo, los techos de calamina se multiplican, los motocaks se abren paso entre el polvo y las aguas servidas, los postes de luz improvisan sombra, y las viviendas -hechas con lo que se puede – se aferran al borde de quebradas, cauces secos o barrancos que susurran peligro.

San Martín es una de las regiones que ha experimentado un crecimiento urbano acelerado en la última década. Entre 2012 y 2022, según el INEI, la población urbana pasó de 674 mil a más de 830 mil habitantes, con un crecimiento notable en distritos como La Banda de Shilcayo, Nueva Cajamarca, Morales y Bellavista. Sin embargo, la expansión ha sido en su mayoría desordenada y precaria, marcada por invasiones de terrenos, habilitaciones urbanas informales y una profunda carencia de planificación territorial.

La ciudad crece, pero los servicios no llegan

Los servicios básicos no siguen el ritmo de ese crecimiento. Según el Plan Regional de Saneamiento 2022–2032, el 38% de la población urbana en San Martín no tiene acceso a un sistema adecuado de agua potable y más del 50% no cuenta con alcantarillado. Esto se traduce en una constante descarga de aguas negras en quebradas y ríos, que terminan convirtiéndose en cloacas naturales. La quebrada Suchiche, en Tarapoto, y el río Mayo, las quebradas de Azungue e Inadñe Moyobamba son clocas, al río Mayo es el botadero de aguas negras 47 localidades entre Moyobamba y Tarapoto, son ejemplos dolorosos: cursos de agua vitales contaminados sin tregua por la necesidad diaria de miles.

En Nueva Cajamarca, los asentamientos se han expandido hacia las laderas y colinas, en zonas donde ni siquiera se cuenta con un estudio geotécnico. En Lamas, viviendas levantadas sobre antiguos rellenos y zonas erosionables repiten una constante: el acceso a electricidad y agua puede tardar años, mientras que la construcción avanza en semanas, sin planos, sin licencias, sin seguridad.

El caso Tumino II: cuando la política ignora la ciencia

En Moyobamba, el caso del barranco Tumino II es emblemático. A inicios de la década del 2000, se alertó que el sector era geológicamente inestable. Varios informes de Defensa Civil, entre 2009 y 2015, recomendaron que no se construya ni rellene en esa zona. Sin embargo, la presión vecinal y el interés político pesaron más. Se rellenó el barranco, se promovieron viviendas, se tendieron calles, y se colocaron luminarias. Hoy, las grietas se abren en paredes y veredas; la tierra se ha tragado columnas enteras, y los vecinos viven con miedo. ¿Hasta cuándo resistirá el terreno?

La historia de Tumino II es apenas un capítulo en un patrón más amplio de irresponsabilidad institucional. «No hay estudios de suelo, no hay planificación urbana seria, y lo más grave: no hay voluntad política para poner freno a esto», afirma un ingeniero geólogo consultado para este reportaje. “Aquí se construye primero, y luego se investiga si el terreno aguanta”.

¿Y los candidatos? El silencio o la promesa vacía

Con las elecciones municipales y regionales aproximándose, uno esperaría propuestas concretas sobre ordenamiento territorial, acceso a servicios, gestión de riesgos. Sin embargo, la mayoría de precandidatos en la región San Martín apenas si mencionan estos temas en sus planes. Algunos prometen “más obras”, otros “mejorar los servicios básicos”, pero pocos detallan cómo enfrentarán el desborde urbano.

Ningún candidato visible a la fecha, ha propuesto, por ejemplo, una política integral de reubicación de viviendas en riesgo, ni un programa serio de fiscalización de habilitaciones urbanas ilegales. Tampoco hay mención clara a la inversión en saneamiento rural y periurbano, ni a la necesidad urgente de sanear la propiedad informal que es base de todo este desorden.

Un territorio amenazado

La deforestación ha incrementado la migración a los centros urbanos, agravando los problemas urbanos y medioambientales. “Somos víctimas de una perversa ideología urbanizadora que prioriza el asfalto sobre la naturaleza” más cemento, más fierro hasta en zonas protegidas se ofertan, se abren paso a las invasiones y tráfico de tierras -es negocio político- dicen abiertamente en el Alto Mayo.

Un futuro que se desliza

¿Será necesario que otra vivienda se deslice por un barranco para reaccionar? ¿Debemos esperar que una lluvia intensa se lleve una calle entera, como ya ocurrió en Juanjuí hace algunos años? Los estudios están hechos. Los informes están archivados. El problema es político, no técnico.

Las ciudades de San Martín merecen crecer, sí, pero con dignidad. Con agua potable, con redes de alcantarillado, servicio de electricidad con planes que respeten los riesgos geológicos y las cuencas hídricas. No podemos seguir creciendo como ciudades al borde, al borde del colapso, al borde del barranco.

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