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lunes, febrero 10, 2025
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Entre líderes y caudillos

Voces de nuestros lectores

César Torre

Un artículo periodístico del 2011 hacía notar que las elecciones se daban entre caudillos y no entre partidos políticos. Más que APRA era el Alan, la “K” exaltaba a Keiko, la “O” de Ollanta hacía lo equivalente, Castañeda había colocado en el logo de Solidaridad Nacional los mismos trazos del IPSS que lo puso en primer plano político. Podemos seguir con “PPK”, con la “A” de Acuña, etc.

La crisis de los partidos políticos se refleja en la proliferación de caudillos más que de líderes. De allí la proliferación de organizaciones políticas a pesar que la valla es más alta. De allí que funcionen como “vientres” de alquiler para cobijar a candidatos sin vinculación ideológica.

Mariátegui decía que hay que ir al frente de las masas: ni tan lejos que no te vean, ni tan cerca que te empujen. El líder sabe mantener su distancia intelectual para enseñar y al mismo tiempo medir la magnitud de sus propuestas. El caudillo es el que se adelanta demasiado y exige que sus seguidores le sigan aunque no sepan la razón.

Cuando compiten caudillos la discusión gira en torno personas. Los programas de gobierno apenas si se discuten. Por eso no van a los procesos participativos. Más les importa su presencia mediática. Saber qué dicen de él, quién es el preferido; o quién es el odiado. Las interminables discusiones para establecer quién es el menos bueno, o quién es el más corrupto se dan entre caudillos. De propuestas de gobierno, nada. De una visión de futuro, nada.

Seguir al caudillo es malo en todo contexto pero en política es peor, porque subordina la visión de la sociedad a la visión personal del caudillo. Es peor porque las personas somos corruptibles. Es peor porque alimenta la vanidad y egoísmo. Es peor porque conduce a la adulación que es la más eficiente forma de embrutecimiento del líder y la mejor manera de convertirlo en caudillo. Destruye al líder.

En estas elecciones necesitamos elegir líderes que conduzcan los cambios que la sociedad requiere. Necesitamos organizaciones políticas que sostengan sus planteamientos ideológicos sobre los cuales diseñar políticas públicas. Necesitamos discutir si elegimos el camino de la sostenibilidad a partir de nuestros recursos; o si vamos a seguir cogidos de las faldas de la minería y su cajero, el MEF; que controla la economía nacional repartiendo pan para hoy y sembrando hambre para mañana.

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