“Vas a ser mi princesa” suelen decirte con una voz melodiosa y encantadora. Son segundos los que dura ese mundo ideal. Cuando todo se detiene y despiertas, estás poseída por los demonios más perversos. El mundo de fantasía que pensabas vivir, explota como una bomba atómica, ahora te toca sufrir, ser carne del carnicero para ser devorada. Del amor al dolor, de la alegría al rencor, del deseo al infierno. Cadenas que encadenan el alma y matan la vida.
Son innumerables las historias que desempolvan dolor. El olor a primavera resulta tan perturbador en algunas adolescentes. Son despojadas de sus más íntimos deseos y sus sueños se ven reflejados en una cama de hotel, en noches y días eternos. La vida es arrebatada por uno o más hombres sedientos de placer, morbo y dinero fácil, capaces de cortar las alas de inocentes seres que no pudieron escapar de las garras del depredador.
Son engañadas con falsas promesas de empleo y después violadas, drogadas, encerradas, golpeadas y amenazadas. La vida se convierte en una serie de habitaciones de hotel, clubs nocturnos, desvelos y escases de amor. Con el tiempo las cicatrices se secan, sin embargo las cadenas psicológicas y físicas nunca terminan de borrarse. Se termina muerta en vida. Con frecuencia son presas fáciles las adolescentes que provienen de familias disfuncionales.
La trata de personas es un tema vulnerable en nuestra región y en nuestro país. El tráfico humano no es exclusivo de países europeos, estas escenas de terror ocurren a diario y con quien menos imaginamos.
En los últimos años ha crecido a un 27% el número de niños y adolescentes víctimas de la trata de personas a nivel global, según el informe publicado por la Organización Internacional para las Migraciones, OIM.
Los medios de comunicación registran la desaparición de adolescentes y jóvenes cuyos familiares sospechan de sus contactos previos a través de las redes sociales, las aplicaciones de conversación instantánea y otros mecanismos de la red. La tecnología está siendo el mejor aliado del traficante de humanos.
Mentes criminales entrenadas para hacer “click”. La barrera entre un depredador y un niño en internet es tan delgada como la misma pantalla de una computadora. 15 millones de usuarios menores de edad que navegan en la red, están expuestos al enemigo.
Hace unos días puede entender que el tráfico de personas es un problema que está más cerca de lo que uno se puede imaginar. Encontré a mi sobrina ilusionada de un personaje que no era más que el rostro de los traficantes que utilizan máscaras a través de las redes sociales para disfrazar sus intenciones y cometer los más bajos delitos. Él se presentaba como un común mortal limeño que quería amistad a través de las redes sociales y se mostraba tímido para conocer a adolescentes de 10, 11 o 12 años, no importaba, pero mientras más jóvenes, mejor. Las conversaciones cambiaban de tono con gran facilidad, cada vez más subidas de tono y con promesas de conocerse en persona muy pronto, pero mientras la espera que desespera se concretara, él solo quería algunas “fotos cariñosas”, una vez expuestas, podrían conocerse, donde quieran, pues el amor se podía sentir por todos los rincones. Todas las víctimas eran sus princesas, reinas, preciosas y otros adjetivos tan manoseados como su alma. La alerta llegó a la familia y se restó una víctima a la red de trata de personas.
Existen más 218 millones de niños trabajadores en el mundo con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años. Más de la mitad de ellos realizan trabajos peligrosos y unos 8 millones y medio lo hacen en condiciones de esclavitud, atrapados en las peores formas de trabajo ilegal, degradante y peligroso. (Save The Children)
Cada minuto en el mundo es una vida eterna de torturas para muchas mujeres, quienes son tratadas como mercancía. Los daños que causa la violencia sexual a mujeres son catastróficas.
Pero es esta realidad la que también se esconde en el Perú, las autoridades de tantos pueblos peruanos, incluso venden sus ciudades con el tema sexual y casos hay a montones: Iquitos, Pucallpa, Puerto Maldonado. En San Martín existe trata de personas y en Nueva Cajamarca la trata es un tema de todos los días, sin que ninguna autoridad denuncie un solo caso. Tomamos el tema como algo pasajero y hasta diría cómplice. Tantos niños y niñas desprotegidos por la sociedad, por su familia, están expuestos a los depravados traficantes de personas, algo tenemos que hacer ahora para no seguir vendiendo ciudades como “mercancía” de la vergüenza. Los seres humanos nos merecemos respeto.
Prisionera, perdida, siempre esclava de tu felicidad…