En Tarapoto, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA), la Fiscalía, Policía y Municipalidad provincial, vienen desarrollando una serie de operativos inopinados, para identificar a establecimientos que expenden productos y medicamentos de uso veterinario, que no cuenten con la autorización del SENASA, que venden productos vencidos; además, para verificar si cuentan con la autorización para el rubro de Clínicas Veterinarias y, si tienen las autorizaciones respectivas para realizar otro tipo de actividades.
Pero detrás de esas acciones hay situaciones que pocos han visto, o se ha dicho, ha sido la ubicación, e identificación de establecimientos que, bajo la fachada de venta de medicamentos y productos veterinarios, realizan operaciones, cirugías, cesáreas y otros tratamientos médicos veterinarios sin ser profesionales en la carrera, en otros casos, sin contar con la acreditación y estar habilitados por el Colegio Médico Veterinario. Así lo confirmó la Dra. Lilian Chea Soto, en su condición de Decana del Colegio Médico Veterinario de San Martín.
La decana afirmó que en Tarapoto, muchos de esos locales de presentables fachadas, dicen ser clínicas veterinarias, e incluso en estos tipos de negocios autorizados solo para la venta de insumos y medicamentos veterinarios, en la práctica se hace apología del ejercicio ilegal de la Medicina Veterinaria, tipo de accionar ilegal de la profesión, que afecta claramente la salud y el bienestar de los animales de compañía en nuestra región; además de estar infringiendo las normas que rigen las buenas prácticas veterinarias.
Se habría, además identificado a cuatro clínicas veterinarias con esas prácticas donde se habría encontrado a estudiantes, bachilleres de medicina veterinaria, ayudantes de estos locales y gente que por conocer algo piensa poder efectuar diagnósticos, pronósticos, profilaxis y tratamiento de las enfermedades que afectan a los animales, en algunos casos ya estarían siguiendo procesos penales por la práctica ilegal del ejercicio de la profesión de Médico Veterinario. Es decir, por estar incurriendo en el ejercicio ilegal de la profesión.