El departamento de Andrés Hurtado, conocido mediáticamente como “Chibolín”, fue allanado por la Fiscalía en un operativo relacionado con una investigación por presunto lavado de activos y tráfico de influencias.
A pesar de las expectativas de hallar pruebas, los fiscales quedaron atónitos al descubrir que el inmueble, ubicado en Miraflores, estaba completamente vacío. Según testimonios de trabajadores del edificio, el lugar fue desocupado un mes antes del operativo.
La investigación gira en torno a una posible implicación de Hurtado en un esquema de devoluciones irregulares de oro incautado, en conexión con la familia Siucho, que ha sido señalada por diversos delitos. A pesar de estos señalamientos, Hurtado ha declarado públicamente que no tiene nada que ocultar y asegura estar dispuesto a colaborar plenamente con las autoridades para esclarecer su situación legal.
Esta operación es parte de una investigación más amplia, que busca desentrañar una supuesta red de tráfico de influencias y lavado de dinero que involucraría a figuras del espectáculo y empresarios. El presentador, por su parte, ha mantenido una postura desafiante frente a las acusaciones, reiterando su inocencia y afirmando que todo se aclarará a su favor.
El allanamiento fallido ha dejado varias preguntas en el aire, ya que se esperaba encontrar pruebas contundentes. La hipótesis de la Fiscalía sugiere que los objetos y documentos relevantes para la investigación podrían haber sido retirados intencionalmente antes de la intervención judicial, lo que podría complicar aún más el caso.
A medida que la investigación avanza, los ojos de la opinión pública se centran en cómo se desarrollarán los acontecimientos, mientras Hurtado sigue en el centro de la controversia.