A modo de conclusión:
– La gestión en San Martín no es fácil. Primeramente por tratarse de una región sin centro, pues hay varios espacios que gozan de cierta independencia y que exige mucho tino en el manejo de las relaciones y decisiones gubernamentales, por ejemplo entre Tarapoto que se erige como el centro comercial y turístico de la región, y Moyobamba, que es la capital oficial, donde está el centro del gobierno regional. Los vaivenes de la expoamazónica es una clara expresión de esta realidad.
Las candidaturas que aparecen como estrellas fugaces, en plena contienda electoral, sin experiencia previa y sin estar cuajadas políticamente, son como balas perdidas, pueda quede en el blanco, pero la mayor posibilidad es que se conviertan en vagabundas.
Un gobierno, en cualquier nivel, necesita de una fuerza política capaz de garantizarle legitimidad social, cohesión y fortaleza para enfrentar con éxito los avatares y vicisitudes, que en su camino, el líder (gobernante) emprenda.
La táctica de nominar a técnicos y políticos de la anterior gestión (amazónicos) le significó a Noriega y su gobierno el inicio de su tránsito por un callejón sin salida, camino empedrado que fue construido, como respuesta, por sus propios socios fujimoristas.
– Ante esta realidad la gran pregunta que circula por todos lados es, después del fujimorismo en San Martín, ¿qué?