Escribe el historiador Pablo Macera, que Baltazar Jaime Martínez de Compañón y Bujanda, a partir de 1782, comenzó a dar “vueltas como loco por todo el norte del país”, calificando de manera dramática su extraordinario recorrido por su vasta jurisdicción eclesiástica. Había llegado al Perú para hacerse cargo, después de algunos cargos burocráticos en Lima, del obispado de Trujillo, que tenía jurisdicción hasta la provincia de los Motilones de Lamas. Dice Macera, que durante su visita pastoral, Martínez de Compañón fundó veinte pueblos. Su itinerario, que había programado con antelación, cambia de ruta para realizar una visita urgente a la Provincia de los Motilones de Lamas, saliendo de Trujillo el 21 de junio de 1782.
¿Por qué realiza Martínez de Compañón su visita especial a la Ciudad del Triunfo de la Santa Cruz de los Motilones de Lamas? La respuesta la encontramos en el “Expediente sobre la reunión de la ciudad de Lamas y pueblo de Tarapoto (Provincia de Lamas). Agosto 26 de 1782-octubre19 de 1787”, del libro de Daniel Restrepo, que el investigador Federico Sarmiento Marchese ha encontrado en el Archivo Nacional de Colombia, y cuyo ejemplar nos ha remitido con toda generosidad, gesto que agradecemos.
En el documento citado podemos encontrar el “Informe del obispo Baltasar Jaime Martínez Compañón al virrey Agustín de Jáuregui”, de fecha 25 de noviembre de 1872, remitida desde Chachapoyas, donde le explica que si bien ya había meditado realizar una visita pastoral al territorio de su obispado, al recibir noticias que “entre los vecinos y moradores de la Ciudad de la Santa Cruz de los Motilones de Lamas […] se avian suscitado mas muy graves inquietudes y discordias, que trascendían a los demás pueblos de dicha Provincia” (sic), decide anticipar su viaje para dirigirse a Lamas adonde llega el 14 de agosto, cincuenta y cinco días desde su salida de Trujillo.
Pero al llegar a Lamas, encontró que el conflicto inicialmente local, se había ampliado con los de Tarapoto habiéndose producido peleas con desgracias porque en el año de 1765, los jesuitas habían decretado que por lo accidentado de la ciudad, toda la población, “sin excepción alguna” se trasladase “al citio de Tarapoto” (sic), situado en la parte de allá del río de Cumbaza, y que en cumplimiento de dicho bando unas mil personas se trasladaron, para después arrepentirse porque sus cosechas no eran tan buenas como en su tierra de origen.
De dicho Informe se desprende que, para solucionar el problema in situ, Martínez de Compañón decide ampliar su visita a Tarapoto y llegar también al Cumbaza que, según su informe “era el último pueblo de dicha provincia y aún del Obispado por aquella parte”. Concluimos que su llegada a Tarapoto obedece más que a una expresa visita pastoral, a la intención de auscultar la problemática social de la provincia de los Motilones, originada por las decisiones de trasladar a la población de Lamas a otras zonas porque sus barrancos y zanjas ponían en peligro la vida de sus pobladores. [Continuará].