23.4 C
Tarapoto
viernes, mayo 16, 2025
spot_img

“Hacía que las ilusiones fueran posibles, de esos jugadores que aprovechaba sus habilidades para ponerlas al servicio del equipo”

César Cueto “El Poeta de la Zurda

En las canchas su fútbol era un arte lleno de pinceladas poéticas que deslumbraron en los setentas y ochentas. Un homenaje al mediocampista más talentoso en la historia del fútbol peruano.

Por:  Beto Cabrera Marina

César estaba ungido con el don del espectáculo, jugaba como los dioses. Acariciaba al hincha con sus sombreros, sus gambetas, sus pases, sus tacos, sus túneles. Ir al estadio era una obligación para gozar con la poesía del fútbol que escribía en la cancha con esa zurda mágica que bajaba del pedestal de las deidades y se asumía con las debilidades de un mortal cualquiera: de vez en cuando transpiraba. Por eso toda la fauna que respira fútbol, o que respira gracias al fútbol, agradeceré su inmenso legado.

César Cueto honra la memoria del Galvez de Chimbote, de Alianza Lima y de Atlético Nacional de Colombia. En el país cafetero, sus goles de tiro libre a Pedro Zape en el Pascual Guerrero y a Juan Carlos Delménico en el Atanasio Giraldo, en Matute, y en el viejo Nacional cuando una tarde de domingo le colgó al “Loco” Ramón Quiroga.

Por ello decora el recuerdo con un inagotable talento y para muchos de nosotros es un lema, un distintivo, un rastro, una pista, una prueba, una estampilla, un tatuaje, un don y una bendición haberle visto jugar y divertirse en la cancha… Pero también un poder, un dominio, una potestad, técnica, un arte, una cultura al buen toque, a la pelota filtrada con elegancia que produce un latido en el corazón.

Sin dudas, Cueto le dio realeza al fútbol peruano en las canchas que pisó y en los mundiales que jugo, enloqueciendo a franceses, argentinos, escoces y holandeses en el mundial del 78.

Cuando la “Cucharita del Poeta” cambió la piel de Alianza Lima por la de Atlético Nacional, la vida nos cambió a muchos. La culpa de este gran amor por el balompié la tuvo Cueto, él era de esos jugadores que aprovechaba todas sus condiciones y las ponía al servicio colectivo. La jugada que asoma un instante y se oculta luego. Cueto la veía en ese intervalo y la fructificaba, distinguiéndose por su gran enfoque de armador de un equipo. Jugaba fenomenal porque tenía el toque al milímetro, buscaba la sorpresa a través de un pase fulminante para gozar con sus compañeros en la pared perfecta, para dejar el balón dormido entre las redes y la mirada impotente del arquero y los defensas ante los nobles versos de la poesía que sólo el “poeta de zurda” nos regaló.

Intento resumir en unas líneas, las veces que tuve el privilegio de gozar sus juagadas “Fenomenal, cerebral para pasar el balón, una zurda maravillosa. Quizá por eso le llaman el ‘Poeta de la zurda’ porque lo que escribió en una cancha se transmite de generación en generación. Gracias… eternamente gracias maestro.

Artículos relacionados

Mantente conectado

34,629FansMe gusta
443SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

ÚLTIMOS ARTÍCULOS