Vueltas y vueltas en la cama, agitada, mojada y desesperada, esta escena en los últimos días se ha vuelto repetitiva. Sóplame la espalda, acaríciala, recoge mi cabello y amárralo a tu gusto. Un poco de hielo no vendría nada mal para erizar mi piel. Bebe conmigo un sorbo de felicidad en este cuarto en llamas que nos sofoca, dale, tú puedes, hasta la última gota y un poco más.
No puedo respirar y me agito cada segundo. El sudor invade cada rincón de mi cuerpo. Siento su presencia, lo observo y mi insaciable sed se apodera de mí. Todo arde, me siento electrizada y más caliente que nunca y no es para menos, estamos sobre los 38 grados ¡Qué locura!…Ya no puedo más.
Otra vez el calor. Para los más afortunados, un buen ventilador o un aire acondicionado son una buena manera de ayudar a conciliar el sueño en estos días de altas temperaturas.
Nuestras sábanas se han convertido en el portal al infierno y nuestros gemidos las súplicas para dar placer al cuerpo, mojándolo con agua o acariciándolo con aire.
La ola de calor ha provocado una subida generalizada de la temperatura. El mercurio alteró todos los termómetros más allá de los 38 grados y ya empezamos a sentir desesperación. No existe escapatoria, pero sí algunas estrategias para combatirla, por ejemplo, una dosis de hielo no vendría nada mal.
Si el hielo no es tu mejor aliado, déjate calentar, si hace calor opta por una bebida caliente, tu cuerpo tenderá a sudar, provocando que se refresque.
Permanecer fresco en un clima caluroso es un desafío múltiple. Entre los riesgos que conlleva sentir demasiado calor en un clima cálido tenemos a la deshidratación, el decaimiento, la irritabilidad y el desgano. Asimismo, si mantienes tu cuerpo fresco, será de gran utilidad para mantener un estado de ánimo tranquilo, ya que el calor suele agravar las sensaciones de estrés, tensión y frustración.
Si el clima no te está favoreciendo y no puedes hacer nada para contrarrestarlo, escápate de noche a una piscina cercana, te encantará y te liberará de tensiones, además podrás ir a dormir sin la calentura encima.
Colchón al piso, ropa más ligera, ventiladores portátiles, las opciones son infinitas, algunas incómodas, pero el placer que darás a tu cuerpo será de recompensa celestial.
Sin duda no podemos evitar estas aceleraciones de temperatura, la inconciencia en la población frente al cuidado de medio ambiente es mayor, estamos en una ciudad en donde la búsqueda de un espacio sombrío y fresco, es una misión casi imposible.
Mientras tanto, cambiemos nuestros colchones clásicos por los de agua, el ventilador por aire acondicionado. Usemos menos ropa y tomemos más agua. Mojarse se volverá la mejor práctica en estos días y tener de aliado al hielo, hará que des las mejores vueltas en la cama para conciliar sueño.
Y si no bastarán todas estas alternativas, busca tu agüita de coco y sé feliz, pero eso sí, hasta la última gota y si quieres pide más, porque nunca es suficiente.