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viernes, diciembre 13, 2024
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Historias de Tarapoto, 2

En el año de 1962 los tarapotinos ya podíamos decir con orgullo que pertenecíamos a las ligas mayores. Así lo encontré cuando en diciembre de 1961 retorno desde Chazuta con mis padres y hermanos para estudiar la secundaria en el Instituto Nacional Agropecuario Nº 10 y, años después, enrumbaría a Lima en busca de mi destino. Tarapoto, entonces, contaba con su emisora radial, que era Radio Tropical, esfuerzo del nautino Juan Pablo Mori Mori y teniendo como su extraordinario locutor a José Vildoso Lack. El aeropuerto de Tarapoto ocupaba el segundo lugar en movimiento comercial y de carga, después de Lima. Los tarapotinos sacábamos pecho.

Fue mi primo Hugo Orlando Arévalo Garazatùa quien, como anfitrión, me acompañó a recorrer la ciudad bajando desde la cuarta cuadra del jirón San Martín hacia la plaza de armas. Desde la casa de mis padres se miraba el bar Okey, de Otto Tello Torres, y su local, de una curiosa construcción y diseño especial y pintado de verde, siempre me llamaría la atención y donde se concentraba la gente fina de la ciudad para pasar sus tiempos libres en esas tardes tarpotinas siempre calurosas. Para abreviar, Tarapoto era, para mí, otro mundo, otra realidad.

Cierta tarde, de los primeros días de ese enero del año de 1962, me encontré con el primer aparato de sonido que realmente me impresionó por su forma de funcionamiento en donde casi todo era automático después de seleccionar la música y con solo presionar dos botones. Era la rockola. Y estaba en el bar de Estelita Vásquez, esposa de Luis

Vargas, en la segunda cuadra del jirón San Martín. Confieso que, después de cincuenta años de este descubrimiento, no me he recuperado de la conmoción. Era fascinante ver que, después de seleccionar la música en su tablero externo, de pronto, como arte de magia, aparecía, Dios sabe de dónde, un brazo que parecía buscar el disco y, después de encontrarla y atraparla la llevaba a la tornamesa y de pronto, también, salía otro brazo con la aguja amplificadora. ¡Realmente mágico!

Los Wiwaneros Luis Alberto Tafur Ruíz, José Manuel Chong Velasco, Galo Ponce Saavedra, Carlos Humberto del Águila Delgado. Rodolfo Rojas Vargas y yo, después de estrujar nuestros cerebros y recuperar la memoria, terminamos consensuando que la primera rockola que llegó a Tarapoto lo trajo Nicolás Aler, y lo instaló en su tienda de las esquinas de los jirones Jiménez Pimentel y Gregorio Delgado, en la diagonal hacia el local del municipio. En 1966, los loretanos Miguel Valles y su señora, ponen su negocio en ese lugar y que los estudiantes agroshos lo frecuentábamos por dos razones: por su misteriosa rockola y para admirar la belleza juvenil de Anita Valles Vela, colegiala ella. Mientras escuchábamos a Luis Abanto Morales, a Los Pacharacos, este grupo que hacía furor con su tema “Río Mantaro”, nuestras miradas y obsesiones estaban centradas en Ana María que, nos cuentan, ahora radica en España y sigue bella.

Debo confesar que, cuando me iba en solitario a escuchar la rockola, mientras saboreaba una gaseosa Las Delicias, seleccionaba “La Matarina”, del Indio Mayta, tema con el que me declaré al primer amor de mi vida. El resto es historia. (Comunicando Bosque y Cultura).

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