Willian Gallegos Arévalo
Tarapoto, como ciudad cosmopolita, ha dejado de ser ese lugar querendón, casi íntimo y empático que alguna vez fuera, donde todos nos conocíamos, aunque no todos nos saludáramos al cruzarnos en una vereda. En efecto, el tránsito de la civilidad a la modernidad ha sido casi violento y que se grafica mejor en esta última década en donde el desarrollo urbanístico ha crecido llevándose de paso los espacios públicos y que alguna vez nos pertenecieran y de la cual nos sentíamos orgullosos. Quienes gobiernan en estos tiempos son ajenos al interés común, y la solidaridad, como valor, casi ha desaparecido. Es triste, pero es verdad.
Tres hechos singulares marcaron el ingreso de Tarapoto a la modernidad: en 1937, la llegada del primer avión; en 1961, la puesta en funcionamiento de radio Tropical, iniciativa del nautino Juan Pablo Mori y que nos desliga definitivamente de radio Atlántida, de Iquitos; en 1965, el inicio de la construcción de la carretera de marginal de la selva, que promueve la inmigración a la región sanmartinense, tierra de promisión mayormente por su potencial ganadero del Huallaga Central, hoy solo un recuerdo.
Si bien es cierto que los inmigrantes fueron el factor de despegue de Tarapoto, como ya venimos señalando en estas notas, y que originaron cambios e innovación en el proceso histórico de esta ciudad, el personaje que más destaca en su calidad de emprendedor sería don Julio Samaniego Paz, limeño, que llegaría primero a Moyobamba como instructor militar y donde sería una figura descollante y con gran influencia en la sociedad moyobambina cuyas actividades y diligencias se recogían en la prensa regional de esos años. Don Julio Samaniego Paz dirigiría la habilitación del primer campo de aterrizaje de la capital del departamento, que dejaría al hidroavión como historia. Don Julio Samaniego, sin dejar sus negocios en Moyobamba, se traslada a Tarapoto y donde, también, organiza y dirige la construcción del campo de aterrizaje y, de este modo, a las 11.00 de la mañana del 10 de agosto de 1937, aterriza el primer avión en esta ciudad, causando un fervor nunca visto antes. En 1939, don Julio Samaniego ya era representante de los comerciantes de Tarapoto. Un líder nato sería siempre.
Pero la incorporación de Tarapoto en el circuito aéreo nacional no significó el dejar la ruta del Huallaga para el transporte de carga desde Tingo María hacia los pueblos de esta parte de San Martín. Las balsas seguirían hasta finales de los años setenta como el medio principal de transporte, que en estos tiempos los actuales Balseros Ancestrales estamos promoviendo para recuperar la historia e impulsar un turismo sostenible y responsable. Pero, desgraciadamente, las autoridades no se pronuncian, y cuando lo hagan ignorarán lo que estamos haciendo; porque, así somos los peruanos.
Don Julio Samaniego Paz, por lo que significó para la historia de Tarapoto, no ha recibido el reconocimiento que se merece. Por ejemplo, una importante calle de esta ciudad debería llevar su nombre. ¿Hasta cuándo seguirá la mezquindad de las autoridades? (Comunicando Bosque y Cultura).