No he de descubrir la pólvora cuando diga que no hay país desarrollado que previamente no haya invertido seriamente en educación; sin embargo, esta es una frase que no me cansaré de repetir como mensaje transmisor de fe en la creencia de que un mejor Perú se puede construir dándole al sector educación el sitial que se merece.
El éxito y el progreso alcanzado por los llamados países de primer mundo no son consecuencia de haber sido tocados por una varita mágica, no son consecuencia del azar; es el efecto de un trabajo esforzado y sobre todo tomado muy responsablemente por El Estado y los profesores.
Cuando los gobernantes de turno (de hoy o mañana) decidan emprender la cruzada de convertir nuestra sociedad en una donde lo cotidiano sea interactuar con ciudadanos conscientes, respetables cívicamente e imbuidos de valores marcados; ese día los gobernantes del país tendrán que voltear la mirada hacia este sector tan olvidado, vapuleado y hasta discriminado como es el sector educación.
Dicen que a los dueños del Perú, nunca les convino una sociedad pensante, pues más fácil es dominar a la masa ingenua, emotiva y servil. Dicen que el peruano de ayer fue formado de ese modo para que su presente siga en un futuro distante, y de ese modo se transmita de generación en generación esa enfermedad del peruano oprimido.
De ahí que Paulo Freire denomina (y coincido con él) en su libro Pedagogía del Oprimido como “educación bancarista” a la que se imparte en buena parte de países latinoamericanos, y que no es otra cosa más que una educación servil, pasiva, que nos empuja a ser el hombre-masa de Ortega y Gasset y no ciudadanos críticos como antítesis constante en la construcción de una sociedad auténtica y progresista.
Entonces, ser lo que somos y haber logrado lo que logramos como país hasta ahora, es en la dimensión de nuestra generación poco; y, en la dimensión país mucho menos. Pues, veamos sino cómo en Japón el sistema educativo después de la segunda guerra mundial ejerció un rol sumamente importante para la recuperación del país hasta llegar a ser en pocas décadas una potencia mundial. ¿Son acaso seres superdotados o más inteligentes que nosotros? ¿Son acaso seres humanos excepcionales?. Es en realidad el fruto de haber concentrado su mayor atención desde El Estado en el sector educación.
Pero ¿cómo exigimos a los profesores que sean capaces de revolucionar el país desde la educación con el sueldo que hoy perciben? ¿Cómo pretendemos que los alumnos asistan motivados y presten atención al contenido de sus clases si acuden a ellas desnutridos y anémicos? La mejor respuesta la debería tener el mismo Estado, ese Estado que nunca quiso invertir enserio en educación ni se ocupó de verdad en la formación de sus propios hijos. Ha sido, desde siempre, El Estado que hoy reivindican los Kuczynski y los Martens, distantes de la realidad, distantes del clamor popular.
Esta huelga está haciendo historia, es una huelga que reivindicará a los maestros del Perú, es una huelga que marcará las futuras generaciones siempre y cuando exista una negociación desprendida pensando en el futuro del país. Es lo que deseamos y esperamos todos.