SITUACIÓN CONDICIONA IMPORTANTE ÁREA DE SAN MARTÍN
Viendo uno de los programas de Marco Aurelio Denegri sobre el por qué el 90% de personas en el mundo se equivoca al elegir una pareja, decidí escribir unas líneas sobre la importancia de dedicar nuestra vida a saber quiénes y cómo somos. Marco Aurelio Denegri comentaba que la mayoría de personas en el mundo no se conoce a sí mismo y que este sería el motivo principal por el cual no hacen buenas elecciones de pareja. Según etólogos contemporáneos, estaríamos incapacitados para lograr este conocimiento, ya que “la naturaleza no nos ha dado esa capacidad”, y existiría un enorme contraste entre las “conquistas” exteriores que ha hecho el ser humano a través de la historia (naturaleza, el espacio, etc.) y la conquista de su mundo interior, del conocimiento de sí mismo y de los demás. Aparentemente no habríamos avanzado en este aspecto y si fuera posible hacerlo sería solamente con enorme esfuerzo.
Todo esto parece muy desesperanzador, pero reflexionando bien sobre esas afirmaciones, sobre los contraejemplos que existen y sobre mi experiencia personal de búsqueda interior, puedo decir que el panorama no tendría por qué ser tan fatalista. Estoy a favor de la idea de que cada persona es responsable de su propio crecimiento emocional, a pesar de todas las limitaciones que creamos tener: una infancia con traumas, una familia desestructurada o poco motivadora, un matrimonio infeliz, hijos con alguna enfermedad, etc.
La psicología y otras ciencias han logrado enormes progresos sobre conocimientos relacionados al funcionamiento emocional. Actualmente, sabemos, y si no, podemos informarnos sobre la cantidad de caminos que existen para acceder a nuestro mundo interior, a nuestras heridas y también a nuestro potencial como seres humanos. La psicoterapia con un buen profesional es uno de ellos, pero también hay personas que se pueden sentir más cómodas con otras formas de conectarse con su mundo interno y sanar sus heridas para poder ser más felices.
Lo difícil pero hermoso del asunto es que este camino de curación, de crecimiento personal o de autorrealización no dura un tiempito y luego nos regala la felicidad. En realidad es un proceso que dura TODA LA VIDA. Sí señores, el ser conscientes de nuestras emociones, actitudes y comportamientos es una manera de vivir. Debemos por nuestro bien y el de los otros, estar constantemente atentos a cómo nos sentimos y reaccionamos ante cada situación, porque eso es lo que hará que nos demos cuenta cuándo nos equivocaremos y podremos prevenir daños emocionales a nosotros y a los demás. Sí bien curar heridas puede llevarnos a seguir una terapia, el resto es trabajo nuestro.
Al saber de qué pie cojeamos es posible evitar caídas caminando solos.
Un hermoso contraejemplo de la nula capacidad para conocernos a nosotros mismos son los mojes y los yogis tibetanos. Estos seres humanos han dedicado su vida a conocerse y desarrollar su potencial para colaborar con la humanidad basándose en la compasión hacia los otros pero también hacia ellos mismos. Claro, sus prácticas pueden parecer extremadamente duras de realizar pero seguir ese modelo no sería mala idea, al menos dentro de nuestra vida cotidiana actual.
¿Por qué es que esto de conocerse a sí mismo es un proceso que dura toda la vida?
Porque podemos decir que cada día somos una persona diferente, vamos transformándonos con las experiencias y relaciones que vivimos y eso hace que debamos reevaluarnos constantemente. Las cosas nos afectan de manera positiva y negativa y algunas veces suceden de improviso. En estos casos vamos observando y sintiendo aspectos de nosotros mismos que no conocíamos. Es ahí cuando la reflexión e introspección se hace necesaria para poder reaccionar de la manera más conveniente para nuestro crecimiento personal.
Nuestras cóleras, nuestras tristezas, nuestra indiferencia y todas esas emociones que tildamos de negativas pueden ser conducidas hacia lugares más fértiles dónde puedan brindarnos aprendizajes y no más heridas.
A mirar dentro de uno mismo sin salir corriendo, a mirar, acariciar y curar sus heridas, no hay otra forma de sanarse y ser feliz.
Esccribe:
Psicóloga: Diana Carrero Altamirano
Licenciada de la Universidad de Lima
Master en psicología y psicopatología en la Universidad Pierre Mendes France, Francia.
Citas para orientación y consultas : # 949795431