Los cuñumbuquinos, como parte de sus fiestas patronales, presentan, como un acontecimiento singular, a Los Incas, que rompe con el esquema tradicional de las fiestas típicas tal como las conocemos en la Amazonía, que concita la atención de propios y extraños y es el mayor orgullo del pueblo de Cuñumbuqui. Sin embargo, más que el suceso en sí, es la devoción y la pasión que le ponen los promotores y su arraigo en el pueblo, tanto que sin Los Incas, las fiestas patronales dejarían de serlo.
Fue en julio de 1980 cuando tuve oportunidad de ver por primera vez la escenificación de Los Incas, marchando por las calles Santiago Tapullima Pashanasi y 28 de Julio, principalmente, hasta su concentración en la Plaza de Armas, donde tiene lugar la ceremonia central. Los Incas, desfilan en columna de dos, con el atuendo típico de los incas del Tawantinsuyo, con los actores asumiendo su papel con tal convicción que parecían incas realmente. Gracias a las explicaciones de doña Anita María Sánchez Sánchez Vda. de Hidalgo pude entender el motivo y significado de la escenificación, que no es solo simbólica, sino que es el mantener presente nuestro pasado, acompañado de un mensaje directo por el amor al trabajo y la práctica de los valores. Lo singular de ello es la enseñanza, de manera alegórica, de la moral y las buenas costumbres.
No sabemos cuándo nació la tradición de Los Incas; sin embargo, doña Anita recordó que fueron Resurrección Trigozo Ríos, José Mori Hidalgo, Juan Hidalgo Ríos, José Eleodoro Hidalgo Flores, Eleodoro Hidalgo Ríos, entre otros, quienes retomaron la celebración allá por los años de 1940 y desde esa época no ha dejado de representarse. El desfile de Los Incas, que precede a los pandilleros, va con Manco Cápac, Mama Ocllo, una Ñusta, y un Inca Mudo, personaje este representado realmente por un ciudadano especial y que participa activamente en la ceremonia central.
Los pandilleros de ambos sexos, que van tras Los Incas, danzan sueltos haciendo el amago de agarrarse en parejas, y es cuando intervienen los dos Paleadores quienes, provistos de un toroullo, para evitar que las parejas se junten, les amenazan con sus carahuascas y tienen que librarse de esos vergajazos. En el pasado, don Juan Cárdenas Trigozo, fue paleador, de los buenos, y para estas fiestas han sido designados Jafer Gonzales Sánchez y alguien más. Ñusta será Wilma Saavedra Lozano; Mama Ocllo, Yoli Lozano Sánchez y, Manco Cápac, Juan Flores Ruíz, como informó Juan Ilter Morí Sánchez, devoto en estas fiestas. Y haciendo historia, por los años cincuenta del siglo pasado, tenían un Rezandero y por años desempeñó este papel don Eleodoro Hidalgo Ríos, a quien recuerdan como agricultor, ganadero, albañil, carpintero y tinterillo.
Algunos simplones comentaron que no hay toroullo como los que salen de las vergas de los toros de Cuñumbuqui. Por su reconocida potencia se utilizan como látigo para castigos ejemplarizadores, lo que podremos observar cuando el 27 de julio asistamos al desfile en Cuñumbuqui y ver el magnífico decorado festivo de Los Incas, que ya es parte de la cultura de este maravilloso como inolvidable pueblo, y que debe ya oficializarse.