Por Buenaventura Ríos Ríos
El 21 de setiembre pasado, yo estaba haciendo una exposición en el auditorio del Colegio de Ingenieros del Perú de Tarapoto, en el Encuentro Macrorregional del Oriente del APRA, cuando de pronto mi mente se puso en blanco, no recordaba nada, por más esfuerzo que hacía, nada. Luego los compañeros médicos allí presentes me trasladaron en la ambulancia allí presente, primero al hospital MINSA y luego a EsSalud, donde me hicieron la primera tomografía, el diagnóstico: Infarto cerebral isquémico.
Aunque teóricamente lo sabía, ahora lo comprendí en la práctica, en la dura realidad, cuanto es la importancia del cerebro. Todo lo que pensamos, sentimos o hacemos esta gobernado por el cerebro. Una compleja red de 100 mil millones de neuronas y 100 billones de conexiones, es decir, cada neurona hace mil conexiones aproximadamente. Las neuronas son células que tienen la propiedad de transmitir información en forma de impulsos eléctricos a través de procesos bioquímicos.
¿Qué es un infarto cerebral isquémico? Es cuando un coagulo de sangre, venido de algún lugar del cuerpo, interrumpe un pequeño vaso arterial dejando a una parte del cerebro sin oxígeno. Y eso trae como consecuencia la perdida parcial de la memoria, del habla y como en mi caso del movimiento de mi brazo y antebrazo derecho.
No se imaginan lo frustrante que es pensar y no poder expresar fluidamente tus ideas, a través del lenguaje; ordenar a tu cerebro agarrar una cuchara y que tu brazo ni siquiera se mueva. Entonces tenemos que comenzar de nuevo a enseñar con la practica a nuestro cerebro a pensar, sentir y a hacer. De eso se trata la terapia, sicológica en unos casos y física en otros.
Felizmente para nosotros, nuestras neuronas tienen la propiedad de la “plasticidad”, es decir, si se quema un camino (mueren neuronas) se abren nuevas conexiones recuperando la función, y, también pueden nacer nuevas neuronas (neurogénesis). Nacemos con materia gris y poco a poco conforme vamos aprendiendo se torna en materia blanca, porque una sustancia blanquecina llamada mielina va recubriendo el axón con el paso de los neurotransmisores que son proteínas que portan la información.
Si estoy escribiendo estas líneas es porque ya he recuperado mi facultad para asociar ideas, mi elocuencia para hablar en un 90% y la movilidad de mi brazo en un 70%. Agradezco a mis compañeros médicos que actuaron rápido, a los médicos de EsSalud que me cuidaron y a mi familia que acudieron pronto en mi auxilio. El resto es paciencia.