Corría el primer trimestre del 2006, con mis 17 años sin un norte definido, lleno de ilusiones sin un centavo en el bolsillo, caminando por alguna calle en “Lima la oscura”, un papel en la pared de un edificio llamó mi atención, el texto decía “Empresa necesita jóvenes ambos sexos para Supervisores, Asistentes, Gerentes, para trabajos de campo y oficina, según corresponda, para más información (Segundo piso oficina 208)”
Avisos de esta naturaleza para un joven sin rumbo es carnada perfecta, ingrese, subí las escaleras que me conducían a una oficina que tenía al costado un ambiente grande silencioso, una señorita muy bien vestida me da la bienvenida, hace que tomará asiento y me explica de que se trata la “chamba”, luego de recibir la información necesaria que me hizo alucinar de parte de la “Gerencia”, salí emocionado con la idea firme de regresar al siguiente día, porque HABÍA CONSEGUIDO TRABAJO.
Siete y media de la mañana del siguiente día llegue al mismo lugar, subí las escalinatas encontré la puerta de la oficina completamente cerrada, dentro de ella se escuchaban todo una fiesta, un griterío, totalmente diferente al día anterior donde reinaba el silencio, pensé que me había confundido de oficina, pero no, alguien me vio por el vidrio transparente de la puerta, abrió la misma y de un jalón ya estaba dentro, en esos instantes tuve ganas de salir corriendo pero la puerta ya estaba cerrada y no había vuelta que dar.
Cuando el bullicio termino todos formaron un circulo, hasta ese momento yo no sabía que ocurría, de pronto la misma señorita del primer día (la gerente supongo), se paró en el centro saludo a todos y de otro sacudón me jalo junto a ella, la capacidad de dominio que tenía esta dama ante aproximadamente cuarenta personas era impresionante, cada palabra que ella mencionaba era respondida con otra rápidamente y con mucho entusiasmo, fui presentado, me preguntaron mi nombre y uno por uno me dio la bienvenida como nunca nadie lo había hecho.
Ya un poco más familiarizado con el grupo, ellos comenzaron a contagiarme su alegría, pero a la vez me mostraban de que se trataba el trabajo y cuál era el sistema, me enseñaron la realidad del asunto, el echo fue que no era trabajo de oficina sino de campo, de calle, de tocar puertas, de promocionar productos, de “tocar la campana” (acabar todo), toda esta realidad no venía vacía contenían ciertas estrategias, “No eres vendedor, eres impulsador de un nuevo producto ”, “Estás haciendo un estudio de mercado ”, la única vez que pasarás por la zona, por su casa”, “Tú tienes el mejor precio”, TU TIENES EL CONTROL me decían, dentro de muchas estrategias de convencimiento que me enseñaron y que las iré mostrando las próximas entregas, hoy comenzare por los tres ingredientes.
La sonrisa, sirve para romper el hielo, mejor dicho es nuestra “tarjeta de presentación”, la que tiene el ser humano, aunque muchas veces lo usamos también para esconder el miedo, cuidémonos de eso, que nuestra sonrisa se muestre sincera, sonríe, tu sonrisa funciona como espejo con los demás, tú sonríes, los demás te sonríen, ahora entiendo el dicho “la sonrisa es más barata que la electricidad y da más luz”.
El entusiasmo, se debe reflejar en el momento que hablas con los demás, el entusiasmo no se muestra solo, siempre es una reacción a causa o acción de algo, no es bueno fingir un entusiasmo ya que se ve mal y terminas por desagradar a la otra u otras personas, recuerda que el entusiasmo contagia, así que transmite esa energía positiva que tienes y motiva a los demás.
El contacto visual, es muy importante en una conversación, mira siempre a los demás a los ojos cuando estás conversando, eso da seguridad en lo que hablas y complementa a la comunicación verbal que estas teniendo, el contacto visual marca turnos de palabras en una conversación y esto ayuda a saber a qué hora debes callar y dejar que la otra persona hable, de esta manera el dialogo será fluido y no monótono.
Podría seguir escribiendo mucho más de estos tres ingredientes pero es mejor que usted mismo lo descubra amigo lector, ya que una cosa es que lo cuente y otra que usted lo viva en carne propia, o como dice nuestro Presidente (Cosito), “Una cosa es con guitarra y otra con cajón”, pero lo sí que le confieso es que el sistema funciona, ya que me quede por mucho tiempo en el negocio y cada día “tocaba la campana”, esto me ayudo económicamente y en mi desarrollo personal en la gran pero “oscura” ciudad Capital, tiene una semana para que practique estos tres ingredientes antes de nuestra próxima entrega donde seguiré #PensandoEnVozAlta.
“TO BE CONTINUED”.