Dos bohemios adictos a las noches de insomnio, caminan casi perdidos por las calles de la ciudad. Leonidas, caminando a pasos más lento, reflexiona un tanto dolido y con demandas de cuestionamiento y crítica a su tierra.
-Lamas siempre ha demostrado su cultura ancestral, propia y autóctona, no porque sus autoridades sean desprendidas para darle al pueblo su tiempo completo sin ningún interés económico: un alcalde, dos consejeros regionales y varios regidores alberga la ciudad que son producto del voto popular, y que lógicamente hacen un trabajo ya no por vocación de servicio, sino por amor al sueldo. Esto se repite en todos los pueblos del mundo donde hay la bendita democracia. Y no digo que dejen de cobrar, ya dijo el gran maestro: “el obrero es digno de su trabajo”.
-“Ah, es digno de su sueldo, -le interrumpe Fabricio-, es digno de su sueldo si trabaja, leal, consecuente y con principios de honestidad. Todos llevan y esconden bajo la manga, secretos internos que solamente ellos saben, por ello, si es alcalde o presidente del país, no van a remitirse únicamente al sueldo que reciben.
Hoy en día, camarada Leonidas-, la expresión de Fabricio se enciende cada vez más-, es tan de moda los famosos diezmos y los apetitosos adicionales. Toda autoridad local, regional o nacional lo desea con ansias, y buscan mil maneras por ejemplo para que una obra inicialmente con presupuesto y con tiempo para su culminación, se agote, salen con gritos y proclaman a los cuatro vientos que el presupuesto destinado para la obra, ya no existe… –
¿Y sabes por qué no existe? – pregunta Leonidas. A lo que Fabricio, con una mueca de mal gusto y risa sin querer, a la vez que deteniéndose y dándole una palmada en el hombro de su camarada, le responde:
-Por eso el pueblo de Lamas y todos los pueblos del Perú, están jodidos, quieren hacer ver que ganan poco, y hasta se van a los extremos para decir que el sueldo es lo de menos, que en mis empresas gano más. Y todo petulante y con osada vanidad afirman que no recibirán ningún sueldo, como lo dijo Donald Trump.
-Aún no me respondes por qué se acaba el presupuesto antes de tiempo. A lo que Fabricio, inmediatamente le responde: – ya tú sabes, mi querido Leonidas, porque ellos primero llenan sus arcas fiscales no solo con los adicionales, sino con las benditas coimas, que se ven enriquecidos ilícitamente de la noche a la mañana, a esto le sumas los diezmos. Ya te imaginas Leonidas, cómo viven a cuerpo de rey, con terrenos, vehículos, testaferros, propiedades en diversas partes del país y del mundo.
Leonidas hace mayormente el papel de escucha. Él piensa que Fabricio, tiene mucha razón y por ello casi no le interrumpe, como las siguientes preguntas que se plantea:
¿Y la justicia?, ¿son investigados por la justicia?; ¿qué dicen los jueces, los fiscales?; ¿Qué dicen los procuradores anticorrupción?; ¿La defensoría del Pueblo, por qué y para qué nomás se pronuncia? Esas comisiones del Congreso, de todas las comisiones del Congreso en toda su historia, ningún investigado hasta hoy fue a parar en la cárcel. García, Toledo y Humala, cuántas veces fueron investigados por comisiones del Congreso anterior y de este.
¿Dónde fueron a parar? Los dos primeros están plácidamente en el extranjero. Humala, por un asunto de estrategia política no está en el extranjero, simplemente porque hace poco terminó su mandato.
Son varias preguntas que se hace Fabricio. Y es consciente que todo lo que va preguntándose, el pueblo, como país en su conjunto, lo pasa desapercibido, cada uno preocupándose en sus propias cosas, en sus propios problemas de ver mejorado su situación social, familiar y económica.
Yo sé Fabricio, tienes muchas cosas que preguntarte –por fin interviene Leonidas-, pero ya basta con esa bendita impunidad, donde la justicia es solamente un asunto de teoría pintado en el papel; basta con esta tonta democracia que nos hacen creer que los afortunados elegidos serán los mediadores y baluartes de la solución de los problemas del pueblo y del país.
-Pero las dictaduras son peores, salvajes y genocidas, Leonidas-, puntualiza Fabricicio-, estamos totalmente hundidos Leonidas, con este sistema que pide elecciones periódicamente. Todos los candidatos nacionales a la presidencia que no vengan ya con el cuento de que ellos salvarán al país de sus problemas.
Otras empresas habrá que continúen su actividad en caso de que Odebrecht no siga en camino, pues los candidatos “salvadores”, son los primeros salvados económicamente por las empresas mafiosas, y todo lo demás “que esto haremos en pro del pueblo y del país”, es totalmente un circo, y lo peor para ver este circo, el pueblo religiosamente paga a través de sus impuestos.
– Tienes razón Fabricio,- complementa Leonidas, – ahora que me viene a la mente, en razón la brillante Verónica y el ilusionado Guzmán, no dicen nada.
Ambos bohemios de la palabra habían caminado ya largo trecho, y se dan cuenta que están casi al umbral de la Casa de la Cultura Etílica, que queda en el barrio Ancohallo de la ciudad de Lamas.
Ambos entrar al atractivo recinto a continuar libando más y más palabras; a continuar esta tertulia callejera que tuvieron. Mardel Tello, docente cesante y destacado escritor en actividad, les da la bienvenida.